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El ‘gaming’ da mucho juego al Canal

El auge de los eSports no sólo ha provocado la resurrección de los equipos diseñados para satisfacer las necesidades de los usuarios más exigentes, sino que también conlleva la venta cruzada de un sinfín de periféricos y accesorios, así como software y los propios videojuegos.

Fortnite

Los videojuegos siguen siendo la primera opción de ocio audiovisual en España. Al menos así se desprende del último anuario de esta industria, publicado por AEVI, la Asociación Española de Videojuegos. Según este informe, en 2017 este mercado facturó 1.359 millones de euros, un 17% más que durante el año anterior y muy por delante de los ingresos generados por la industria del cine (597 millones) y de la música grabada (232 millones). Para demostrar la buena salud de este segmento, AEVI saca a relucir que su ritmo de crecimiento dobla a los índices europeo y mundial, lo que ha consolidado a España entre los diez principales países del mundo en cuanto a volumen de negocio.  

Si desglosamos esas ventas, el 65% de ellas (885 millones) procedió de la comercialización de hardware, software y accesorios, por lo que queda claro que los ‘jugones’ son un tipo de usuario que no debería descuidar el Canal de distribución. Además, cada vez se dejan más dinero para dar rienda suelta a su afición: en 2017 los amantes de los videojuegos gastaron 376 millones de euros en hardware, un 22,1% más que en 2016; 389 millones en software (+7,8%); y 120 millones en accesorios (+6,2%). El resto de las ventas fue generado en el entorno online, a través de las aplicaciones móviles y las plataformas digitales de videojuegos.

Para dejar aún más claras las oportunidades de negocio, según datos de Gametrack (Ipsos) para AEVI, en España hay 15,8 millones de usuarios de videojuegos, lo que supone prácticamente la mitad de la población en la franja de edad comprendida entre los 6 y los 64 años. Además, estos gamers, que dedican una media de 6,6 horas semanales a esta actividad, conforman un entorno absolutamente transversal con penetración en todos los ámbitos sociales. Así las cosas, en la actualidad el principal reto de la industria española es pasar de ser sólo uno de los principales países consumidores de videojuegos para convertirse también en una potencia de desarrollo. Según apunta José María Moreno, director general de AEVI, “el objetivo es que los estudios pequeños pasen a ser medianos y los medianos grandes, para que puedan trabajar en los más importantes proyectos a escala internacional”. Con el fin de alcanzar esta meta, Moreno señala que desde su asociación se viene instando a que se faciliten las inversiones de la industria a través de medidas similares a las que se están adoptando en países de nuestro entorno, como Reino Unido, Francia o Italia, y que incluyen beneficios fiscales similares a los de otros sectores, “así como facilidades para la captación de talento internacional o la construcción de centros de desarrollo”.

Un punto prioritario en la agenda política

Es cierto que la industria del videojuego también destaca por su aportación a la productividad de la economía española gracias a su generación de empleo de calidad, así como a sus efectos externos en las tecnologías de la información y comunicación, elementos imprescindibles para el crecimiento económico. En concreto, según AEVI, este mercado genera empleo directo de calidad para 8.790 personas, con un impacto indirecto en la economía de 3.577 millones de euros. Además, por cada euro invertido en el sector de los videojuegos en España, se tiene un impacto de 3 euros en el conjunto de la economía, y por cada empleo generado se crean 2,6 en otros sectores. No es extraño, pues, que este segmento haya pasado a estar en el centro de decisión de la política económica y cultural. De hecho, tanto el ministro de Cultura, José Guirao, como el secretario de Estado para el Avance Digital, Francisco Polo, participaron el pasado agosto en la décima edición de la feria internacional Gamescom, celebrada en la ciudad alemana de Colonia, donde expusieron el compromiso del Gobierno con el mundo de los videojuegos y su consideración como sector estratégico. “Hablamos de una industria netamente creadora de empleo de calidad y que contribuye al crecimiento compartido de España, por lo que es necesario apostar por los desarrolladores mediante la financiación, el acceso al talento y un impulso de su visibilidad pública”, señaló Polo durante su intervención en Gamescom. De momento, la Asociación Española de Empresas Productoras y Desarrolladoras de Videojuegos y Software de Entretenimiento (DEV) ha publicado que el sector productor español de videojuegos facturó el año pasado 713 millones de euros, un 15,6% más que en 2016.

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