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Talento: ese oscuro objeto de deseo

Sin ánimo a equivocarnos, se puede decir que hace ya tiempo que se ha desatado la caza del talento a escala general, no sólo en las TI. Los perfiles bien formados y con experiencia son tan cotizados que su marcha puede poner en brete a más de una empresa y relanzar el negocio de la receptora. Así están las cosas y así se las vamos a contar.

talento, empleo
Créditos: Etienne Girardet (Unsplash).

Sergio Corbucci fue un director italiano conocido por sus spaghetti westerns. Tanto es así, que está considerado como uno de los grandes directores del western mediterráneo. O al menos eso dice la Wikipedia.

En los años 70 y 80 del pasado siglo cambió de registro para centrarse en la comedia. Algunas de sus películas las protagonizó el mítico Adriano Celentano; y en especial una de ellas, la pareja más desopilante que haya pisado un estudio de cine europeo —Pajares y Esteso aparte. Para hablar de éstos hay que ponerse en pie—, como fue la compuesta por Carlo Pedersoli —Bud Spencer— y Mario Girotti —Terence Hill—. Ambos rodaron en 1981 un film a las órdenes de Corbucci que lleva por título Quien tiene un amigo, tiene un tesoro —Chi trova un amico, trova un tesoro en italiano. 5,4 sobre 10 de valoración media en Filmaffinity. Ojo con eso—, en el que aquella pareja desarrolla su variado repertorio de manguzás y tollinas por medio Océano Pacífico.

Quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Y quien tiene talento, no sabe lo que tiene. Así de claro. Porque es tal la guerra declarada por el talento que existe en todos los órdenes de la vida —no sólo en las T— que ríanse de la conquista de Jerusalén por parte de los aguerridos componentes de la Primera Cruzada. Épica es poco.

 

Un desafío no, lo siguiente

Porque la falta de talento digital de la que adolecen las empresas españolas sólo se puede comparar a la de un central de garantías y un mediocentro aseado en el Atleti como poco—sí. Y eso que servidor es cholista a muerte. Las cosas como son—. Atención al dato: el 46% de las compañías no encuentra el talento que necesita para digitalizarse, y un porcentaje cercano al 80% prevé retrasos y cancelaciones en sus proyectos por no contar con personas con las habilidades requeridas.

“Antes del COVID-19, la mitad de los trabajadores no estaba formándose en competencias digitales, pero ahora son conscientes de que van a ser un factor decisivo de empleabilidad y productividad por el impacto que la transformación digital tiene ya en el futuro de las organizaciones. En los próximos diez años, unos 800 millones de personas necesitarán volver a capacitarse y adquirir nuevas habilidades para poder tener una oportunidad en la nueva economía digital. Según estimaciones de LinkedIn, entre 2020 y 2025 en España se crearán dos millones de empleos relacionados con la tecnología, no sólo en la industria tecnológica, sino también, y sobre todo, en empresas de otros sectores de actividad que buscan incorporar el talento necesario para llevar a cabo su transformación digital”, explica Enrique Ruiz, director de Tecnología de Partners de Microsoft en España.

Por eso Enrique Ruiz pone el grito en el cielo para reclamar la colaboración sí o sí entre los sectores público y privado, además de que compartan la responsabilidad de formar y mejorar las competencias digitales en el mundo posterior a la COVID-19 para que España se recupere de la crisis con más fuerza. “Sólo así lograremos dar respuesta a las necesidades y oportunidades de una transformación digital que está acelerando la recuperación económica”, admite aquel especialista de Microsoft.

Y eso, como sostiene Alberto Pascual, director ejecutivo de Ingram Micro España, “está siendo uno de los grandes frenos a la transformación de nuestro modelo económico de país, hipotecando nuestro futuro como nación. La demanda de profesionales supera ampliamente la oferta disponible. Y en áreas de crecimiento exponencial, como es el caso de la ciberseguridad, estamos cerca del colapso. La escasez de especialistas está provocando una inflación salarial y una competitividad por la captación del talento que está rebasando los límites de lo razonable”.

Aunque siempre cabe hacer una precisión, y es la que trae a este punto Laura García, directora de M2i Formación. A su juicio, no cree que España haya una falta de talento digital, sino una falta de desarrollo del talento digital. “Es decir, tenemos profesionales altamente preparados con una mentalidad muy amplia respecto al uso de técnicas o tecnologías, pero muchas veces no se les da el apoyo suficiente para, de verdad, poner en práctica nuevas técnicas del mundo digital. Debemos invertir más en desarrollar ese talento latente que muchas organizaciones tienen, pero no desarrollan o tratan de mantener”.

Sea lo que sea, la evidencia es palmatoria: este país tiene un problema.

 

Cómo hemos llegado a esta situación

Muy sencillo, pues tampoco hay que ser Sócrates —el pensador, no el jugador/doctor. Ese era Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira— para llegar a la conclusión de que las capacidades digitales se han convertido en una necesidad para el tejido empresarial español y especialmente, para aquellas empresas que ya han comenzado su proceso de transformación digital. “Se trata de una circunstancia que ha provocado un incremento en la demanda de perfiles con altas capacidades digitales, además de que la pandemia se ha encargado de poner en evidencia la disparidad entre oferta y demanda de este tipo de profesionales”, sostiene Laura Santacreu, directora de RR.HH. de HP Iberia.

Según un estudio de la Universidad Complutense y la Fundación Vass - Empleabilidad y Talento Digital 2019 -, se estima que sólo en el ámbito de los servicios digitales se producen unas 3.600 vacantes de puestos de trabajo que no se pueden cubrir por la escasez de perfiles cualificados. 

Puede leer aquí el reportaje completo.



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