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¿Certificaciones? Sí, pero…

Para trabajar en tecnología es necesaria una formación importante. Sin embargo, pueden surgir ciertos obstáculos que imposibilitan a los 'partners' tener el nivel adecuado.

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Formarse nunca está de más, en especial en los tiempos que corren, y mucho más si nos referimos a las tecnologías de la información. La tecnología suma, y todo el mundo la considera la palanca que levantará la economía de este país. De ahí las voces ––cada vez más numerosas– que reclaman una apuesta importante de las empresas de este país por su digitalización.

Sin embargo, y aún siendo numeroso el número de partners que se certifican en distintas tecnologías a sabiendas de lo importante que es conocer dicha tecnología como elemento de diferencia, otros aún no han dado el paso. ¿Razones? Muchas y diversas.

Y es que, muchas veces la propia rutina y las necesidades del negocio ponen difícil el parar para formarse y acceder a nuevas certificaciones. “Vivimos tiempos frenéticos, donde es habitual que lo urgente reemplace a lo importante y la interrupción es constante. Y aunque las empresas suelen dedicar algo de tiempo productivo al estudio, rara vez es suficiente y el alumno ha de poner parte de su tiempo personal para prepararse”, nos reconoce Luis Miguel Cañete, director de Canal de F5. A lo que Pilar García Garzón, directora general de Orbit Consulting Group, añade que “los profesionales están inmersos en proyectos y actividades del día a día, por lo que tienen que recurrir en muchas ocasiones a su tiempo de ocio, y eso lo complica. Además, el nivel de exigencia de los fabricantes es cada vez mayor con lo que la cantidad de tiempo que se necesita para dedicar a la certificación también es cada vez mayor”.

Ocurre también que, en ocasiones, el acceso a las propias tecnologías ”es complejo por parte de los fabricantes —expone ahora Cristóbal Grandes Muñoz, director de Canal de Crayon en España—, y suponen una inversión económica que no siempre es prioritaria en los planes de la empresa. Sin embargo, lo que es incuestionable es que la incesante aparición de nuevas tecnologías exige una formación continua en ellas para poder dar respuesta a las demandas de los clientes. Está en juego la competitividad de los partners como socios de valor”.

Lo que se traduce, en consecuencia, en un impedimento para que aquellas figuras puedan certificarse en la tecnología que desean o en la que estén interesadas. Y esto, en opinión de Miquel Morell, consultor de Omega Pheripherals, puede deberse a “los procesos de ‘Deal Registration’ de los fabricantes. Ahora, la mayoría de los partners son multifabricante para poder acudir a los RFP con otro proveedor si el primero pretendido no les registra dicho ‘Deal’.

Sea lo que fuere, lo importante es incentivar al partner para que dé el paso a la hora de certificarse en la tecnología que le interese. El cómo es harina de otro costal.

 

Cómo incentivar

Roberto Alonso, director de Cloud & Business de GTI tiene claro que “desde el punto de vista del fabricante, los beneficios de la certificación oficial se reflejan en su programa de canal, el mayor incentivo es acceso a mejores descuentos o a sus programas de rebate o incentivo.

Dicho lo cual, ha de existir un tanto de motivación —todo depende de la figura y del interés que le despierta la tecnología en la que esté interesado— que dependerá del propio interés del partner en sí, “ya que aquellos que cumplen con ciertos requisitos de certificación, optan a niveles de partnership superior, algo que no solamente valoramos los fabricantes poniendo más beneficios a disposición, sino también los clientes, que buscan de forma objetiva el máximo expertise por parte de los proveedores”, reconoce el director de Canal de F5; y el interés personal de cada componente de la plantilla del partner, pues como vuelve a exponer aquel especialista: “Ciertas certificaciones marcan la diferencia en un currículum vitae, y son aquellas que no se “regalan”: aquellas certificaciones exigentes y reputadas que mejoran el currículum del ingeniero, y que en ocasiones impulsan a un candidato al éxito dentro de un proceso de contratación. De la misma forma, aquellos ingenieros que progresan en sus certificaciones cuentan con más argumentos para ser reconocidos en su actual compañía”.

Pero, asimismo, y como bien apunta Laura García, directora de M2i Formación España, “la forma más fácil de incentivar a las empresas y personas a valorar más las certificaciones ha sido siempre dejar una expectativa clara y transparente del beneficio y coste que tiene la misma. Dejar claro que es lo que ganan ahora y en el futuro, a la vez que se minimizan las dudas de que coste real y esfuerzo van a tener que hacer para mantenerlas. Y sin olvidar ser realistas con nuestros partners sobre qué certificaciones les van a aportar valor de verdad, tratando de centrarnos más en el valor que pueden obtener de unas pocas en vez de tratar de inundarles con cientos de ellas”.

 

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