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Certificación ISO: un impulso para la competitividad

Si un certificado es un documento que admite la veracidad de un hecho, la certificación ISO es lo más de lo más. Una certificación que, en suma, beneficia tanto a empresas en particular como a la economía en general.

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Desde hace unos meses venimos tratando en esta serie de reportajes todo lo relativo a las certificaciones, las más importantes para el Canal, etcétera. Y ha llegado el momento de centrarnos en las más importantes, en las que avalan la calidad de los servicios que presta una empresa; que no son otros que los certificados ISO.

Certificación ISO

Dicha certificación garantiza de forma fehaciente que una empresa cumple con lo dispuesto en una normativa ISO determinada, lo que significa que cumple con los estándares requeridos en su negocio. Por lo tanto, la empresa que cuenta con una certificación de estas características se diferencia de su competencia dentro del mismo sector. La razón es sencilla: aquellos certificados suponen la prueba de que estamos ante una compañía competente y fiable, lo que afectará de manera positiva a su volumen de negocio; y les permite desarrollar estrategias más competitivas y ambiciosas.

Y es que es así: los procesos organizativos deben ser un reflejo fiel de la adaptación de las organizaciones a los requisitos que marcan el mercado, las autoridades reguladoras, los reglamentos, etcétera. Además, para toda la cadena de valor que se forma, desde el fabricante o proveedor de servicios hasta el usuario final, resulta interesante identificar si los proveedores de sus productos y servicios cumplen con los requisitos que se esperan.

“El papel de las normas ISO en este sentido es esencial”, sostiene Rogelio Polanco, Quality manager de Alhambra IT. De una parte, permite a las organizaciones, ambiciosas por prestar servicios de calidad, identificar los nuevos requisitos que se presentan cada día para adaptar su negocio y resultar más competitivas. “Además, los clientes pueden fijar sus propias expectativas respecto al grado de calidad de sus proveedores y socios en aspectos clave tan críticos hoy día como son la seguridad, la trazabilidad, la resiliencia de los sistemas y la capacidad de un proveedor a mantener unos niveles adecuados de continuidad de servicio, etcétera”, apunta aquel especialista.

En consecuencia, y a la hora de lograr este objetivo, las normas ISO consiguen permanecer actualizadas y dar respuesta a los cambios del mundo. No en vano, todas ellas se actualizan cada pocos años y dan respuesta permanentemente a la demanda de la sociedad y de cada sector concreto. “Por lo tanto, constituyen una herramienta muy positiva para la mejora continua de cualquier organización”, prosigue Rogelio Polanco.

Generadoras de valor, en definitiva, y también sellos diferenciales para las empresas que las atesoras y exponen a sus clientes como seña de identidad. Pero también gravosas, no nos vamos a engañar, “lo que hace que no esté al alcance de todas implantar las medidas que exige este tipo de certificaciones, por lo que la cuestión económica puede ser una barrera de adopción”, admite Chabier Sanvicente, CEO de Linke. “Añadiría que imprescindibles en el entorno de la consultoría y los servicios que giran en torno a las tecnologías de la información —apostilla Ángel Pineda, CEO de Orizon—, ya que suponen una garantía de la calidad de tus procesos y procedimientos ante los clientes. Por otro lado, y además de este aspecto de proyección exterior, también se erigen como unas herramientas esenciales para diferentes aspectos internos de la organización”.

No obstante, la creación y existencia de estándares abiertos es un ejemplo de cómo el consenso y el trabajo colaborativo se puede poner a disposición de la mejora y el progreso de la sociedad en todos sus ámbitos. “Detrás de cada estándar ISO, o de otros cuerpos de normalización, se encuentra el trabajo de especialistas internacionales de la disciplina en cuestión, que han ofrecido su esfuerzo y conocimiento de forma abierta. La generación de consensos entre todos ellos permite crear contenidos de gran valor frente a los que poder, posteriormente, acreditar un conocimiento o una adaptación correcta de dichos contenidos”, opina Héctor Sánchez Montenegro, director de Tecnología de Microsoft en España.

Beneficios innegables

Con la nueva estructura de las ISO hay muchos beneficios, entre los cuales se incorpora la “Estructura a Alto Nivel”, “es decir, todos los directivos están igual de involucrados que los trabajadores”, señala Pilar Correas, Internal Audit en Esprinet Ibérica. Otro punto importante es el enfoque orientado a procesos. “Con esto obliga a la empresa a una definición clara de ellos y de todos sus elementos relacionados. Y, por último, y la más importante según mi punto de vista, es la menor necesidad de procedimientos documentados, con la intención de hacer el sistema de gestión más flexible y trazable”, prosigue aquella componente del equipo de Esprinet Ibérica.

Innegables sus beneficios, sí. Porque la certificación de la correcta aplicación del contenido de una norma ISO, o de un estándar reconocido, casi siempre previa auditoría, es una forma de ofrecer objetividad sobre la implementación de buenas prácticas, uso de tecnologías, procesos o procedimientos, en cualquiera de los ámbitos a los que la norma se refiera. “No significa que la inexistencia de una certificación indique una mala práctica, pero sin duda su existencia es valorada positivamente por muchas organizaciones”, quiere destacar aquel directivo de Microsoft en España.

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