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5G: más lejos que cerca

Existen razones para pensar que el desarrollo e implantación de 5G no será tan pronto como se está asegurando.

qualcomm 5g

Imagínese: 5G en sus manos, con su velocidad de 490 Mbps por segundo y tiempos de latencia de descarga de 17 milisegundos. A la vuelta de la esquina, se nos asegura. Cada vez más cerca. Pero no está tan clara la cosa…

Porque existen razones técnicas, comerciales e, incluso políticas, que nos advierten de que el desarrollo e implantación del 5G no llegará, por lo menos, hasta 2021.

Desde un punto de vista técnico, no se puede hablar todavía de una comprensión común de 5G. A modo de ejemplo, la Alianza de Redes Móviles de Próxima Generación cuenta con su propia definición 5G; 3GPP tiene otra y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) también tiene la suya propia, recién aprobadas las características de su primera etapa, dicho sea de paso. A lo que hay que unir lo que están haciendo los proveedores, que marcha por la misma senda que las organizaciones anteriormente descritas.

Luego, habría que analizar el rango de 5G en sí. Porque, por poner otro ejemplo, la banda ancha móvil mejorada (eMBB), una de las grandes características del 5G y que utilizarán todos los teléfonos inteligentes. Se habla de la posibilidad de utilizar múltiples entradas y salidas (MIMO) y ondas milimétricas para entregar velocidades de gigabit a los usuarios para consumir contenidos estén donde estén, ya sea en la calle, en casa, en la oficina, etcétera. Y ahí es donde radica la gran duda: en las ondas milimétricas. No en vano, su rango real se sitúa en los 500 metros. Y, a modo de comparación, 4G se extiende desde los casi 5 Km. hasta los 50. En consecuencia, haría falta una gran cantidad nuevas torres para sustentar la nueva tecnología que es el 5G.

Nuevas torres, vale. El propósito es que dichas torres tengas una características determinadas: un menor tamaño que las actuales —casi del tamaño de un horno microhondas— y ubicadas en todas partes: en postes de luz, en señales de tráficos, en semáforos…. Y, desde un punto de vista técnico, ya se está advirtiendo que las ondas milimétricas son sencillas de bloquear.

Y por si no había suficiente a estas alturas del artículo, hay otro problema añadido: disponer del suficiente ancho de banda para que estas antenas 5G puedan transmitir el vídeo que van a ser capaces de proporcionar. Por un lado, desde un punto de vista técnico, tarde o temprano todas aquellas antenas necesitan un soporte para mantener su capacidad para transmitir vídeo, y ese soporte será la fibra. Pero ya sabemos que desplegar fibra de alta velocidad no es tan barato…

Además, otra de las razones del tamaño reducido de las antenas 5G es el uso de la nube; porque los cerebros detrás de la red ya no estarán en las torres, sino en la nube. Y en ésta, las redes definidas por software (SDN) y la virtualización de funciones de red (NFV) administrarán 5G con Network Slicing, que creará múltiples redes virtuales dedicadas de extremo a extremo. Pero son demasiadas las redes SDN y NFV  existentes, y todavía hay mucho trabajo por delante para preparar dichas redes para lo que está por venir.

Y eso que nadie duda de que 5G ahorrará dinero a las telecomunicaciones, pero también se necesita, visto lo visto, mucho dinero para desplegar una red que permita disfrutar de dicha tecnología en condiciones y en toda su extensión. Problemas técnicos y costes de implementación que nos hacen desconfiar de su implantación, al menos, hasta 2021…



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