Guía básica de personajes de Diablo III

La tercera edición del videojuego de acción de rol de Blizzard Entertainment ya ha dado el pistoletazo de salida y la inclusión de nuevos personajes puede ser un tanto confusa al principio. Aquí va una guía rápida para enfrentarse a los demonios más poderosos del averno.

1.    Cazador de Demonios: si su personaje favorito de Diablo II fue la Amazona, probablemente disfrute bajo la piel del Cazador de Demonios, uno de los avatares más difíciles de jugar. Se divide entre odio y disciplina y tiende a ser castigado por sus errores. Su barra de vida es bastante limitada, pero tiene una gran capacidad para salir de heridas profundas, gracias a sus múltiples habilidades para lograr superar todo tipo de aprietos, lo que le hace óptimo para aquellos jugadores que quieran un personaje frágil pero de gran alcance.

2.    El Mago: similar al Hechicero de Diablo II, aunque con una amplia progresión en ésta tercera edición. El Mago se presenta como lanzador de conjuros en tres interacciones y transmite la misma sensación frenética que su antecesor. El único déficit que soporta es la lentitud a la hora de recargar nuevos ataques.

3.    El Sanador: en este caso el Sanador es la alternativa al Nigromante, está pensado para aquellos jugadores a los que les gusta dirigir batallones de secuaces para que luchen en su nombre. El principal inconveniente del Sanador es su difícil previsión de cómo se va a tornar en niveles más altos, ya que las habilidades del Nigromante se quedaron por el camino en las últimas fases de Diablo II.

4.    El Monje: durante los primeros niveles del juego el Monje recuerda bastante al personaje del Bárbaro, por el efecto de sus ataques y sus habilidades de auto curación. Pero al que más se parece según va evolucionando es al Paladín, ya que regenera constantemente la energía necesaria para desatar un devastador ataque hecho para demoler a sus enemigos.

5.    El Bárbaro: es prácticamente igual al de Diablo II, y está hecho para saltar por encima de multitud de enemigos, balanceando pesadas armas o cualquier objeto que caiga en sus manos. Para los no experimentados en Diablo II, requiere de cierto aprendizaje para dominar todas sus técnicas, pero para los más veteranos supondrá la opción más fácil de manejar.