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Fondos Europeos de Recuperación. Más que dinero, todo un reto

627.500 millones de euros, repartidos entre subsidios a fondo perdido y préstamos para afrontar las consecuencias económicas derivadas del COVID-19, esperan a las empresas europeas. ¿Cómo se repartirán aquí? Esa es la pregunta que hemos hecho al sector español de las TIC. Y eso es lo que le vamos a contar en las próximas líneas.

dinero, euros
Créditos: Christian Dubovan (Unsplash)

A diferencia de los Righeira, grupo italiano que triunfó en nuestro país a comienzos de la década de los ochenta del pasado siglo, aquí sí va a haber dinero. Y mucho. En concreto, 627.500 millones de euros. A repartir, eso sí, entre todos los países de la Unión Europea. Pero es pasta, no diga que no. Mucho. Que, bien invertido, puede suponer un empuje sideral para la economía española, maltrecha como pocas por culpa de las consecuencias del COVID-19. Una excelente oportunidad para darle la vuelta al modelo económico de este país y, así, evitar tropezar de nuevo con la misma piedra si nos volvemos a ver en otra parecida —algún gurú dice que será el pan nuestro de cada día. Lo que un murciélago tarde en volver a morder otro bicho—. O, de no ser posible —esto es España. Partamos de ahí. Ilusiones, las justas—, al menos darle otro barniz. Por intentarlo, que no sea. Y las TIC tienen ante sí una oportunidad, precisamente, para eso. Perras va a haber. Cuántas, a saber. Pero que las va a haber, como que las ubres de la vaca siguen dando leche a poco que uno —o una. No se nos queje luego nadie— las agarre con tino.

 

La Cuestión

El Parlamento Europeo aprobó el pasado 11 de febrero el conocido como Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, la parte principal de los fondos europeos para afrontar las consecuencias económicas por la pandemia. Representa el 90% de los 750.000 millones de euros que conforman el Fondo de Recuperación de la Unión Europea  (conocido como Next Generation EU). El resto es dinero destinado a otros programas europeos. En total, el Instrumento Europeo de Recuperación implicará para España unos 140 000 millones de euros en forma de transferencias (72.000 millones) y préstamos (68.000 millones) para el período 2021-2026.

En consecuencia, el objetivo es centrarse en la transformación digital y la transición ecológica. La idea es cambiar la economía de los países europeos, mejorar también las perspectivas laborales y prepararse para que en 2050 la Unión Europea pueda ser la primera región del mundo neutralmente climática.

Por lo tanto, se trata de que no sólo se mitigue el fuerte impacto que ha tenido el COVID-19 en las economías europeas, sino que éstas pueda reforzarse ante la adversidad. “Es, realmente, un paso histórico”, en palabras la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. 

 

Un paso histórico

Y sí que lo es. Así nos lo confiesa Antonio Díaz Almagro, director de los sectores Salud y Administración Pública en Ibermática. Su empresa ha estado muy activa en conversaciones continuas con las diferentes a Administraciones Públicas, tanto a escala ministerial como autonómica, así como a través de foros sectoriales y empresariales como AMETIC o CEOE, “y percibimos que hay una conciencia compartida de que estamos ante una gran oportunidad ——reconoce—. Hoy en día, nuestra visión es positiva, y creemos que se están articulando muchos y nuevos medios para que la ejecución y éxito de los proyectos que se desarrollen al amparo de este nuevo medio de financiación comunitaria sean una realidad. La actividad de consulta y propuesta de ideas de proyectos tractores a través de manifestaciones de interés , el diseño de proyectos de modernización de la administración pública, así como el desarrollo de posibles programas de subvenciones a empresas, anticipan que hay mucho contenido para una buena batería de proyectos a presentar y ser aprobados por Europa. Además, se están articulando programas y planes, tanto a escala estatal como autonómica, que facilitan su gobernanza, junto con las iniciativas de optimización de los procedimientos de contratación y gestión de subvenciones que van a ayudar a la tramitación rápida y flexible de la publicación, presentación y adjudicación de los proyectos”.

 

Sí, pero…

Esta vida no sería lo que es si un pero. De no existir, viviríamos en una arcadia eterna, con ríos por los que fluiría la miel y en los campos crecerían espigas doradas como puños de gordas. Por poner ejemplos. Pero no, estamos donde estamos. Lo que da pie a Carlos Cortés, director comercial, de Marketing y Clientes de Aire Networks, a admitir que “todavía es una incógnita si seremos capaces de ejecutarlos (los Fondos Europeos de Recuperación) en tiempo y forma”. ¿Motivo? Lo aporta él mismo: “La falta de utilización en el pasado reciente de este tipo de ayudas puede estar en la capacidad de su ejecución. Es decir, en la agilidad que existe entre las diferentes administraciones públicas para hacer llegar los fondos a las mismas administraciones estatales, territoriales y locales, así como a los diferentes sectores privados”. Aquello de las cien pequeñas y cabreadas que se decía antes.

Lo peor es que esta sensación es compartida por muchos más protagonistas del sector. No se pierda el análisis que nos regala Alfonso Franco, presidente de All4Sec, y que detalla en los siguientes puntos:

“Resulta llamativo ver que España no tuvo dificultad para gestionar los grandes fondos dirigidos a infraestructuras (no tecnológicas) en ese periodo. Sin embargo, no consiguió el mismo éxito en los ejes de innovación tecnológica, lo que muestra algunas de las carencias de nuestro país con respecto a los más avanzados de Europa”.

· “La falta de ideas de proyectos propuestos a la UE ha sido una tónica habitual durante los últimos años”.

· “ La complejidad de la burocracia. Dificultades administrativas derivadas de la actual Ley de Contratos del Sector Público con excesivos procedimientos administrativos”.

· “La falta de liquidez para que las entidades, sean públicas o privadas, deban poner el dinero por adelantado que resultaba poco abordable en el contexto de crisis de los últimos años”.

· “ La menor motivación emprendedora sin grandes medidas para su impulso y desarrollo”.

· “Conocimiento limitado de las posibilidades de financiación por parte del tejido empresarial español, poco acostumbrado a acceder a fondos europeos”.

· “ La calidad institucional a la hora de dinamizar y difundir los mecanismos de captación de los fondos no ha sido suficiente para llegar a las empresas españolas, salvo en los grandes actores”.

· “El peso relativo de las ayudas a fondo perdido frente a los créditos ha sido importante, lo que, unido a la limitada capacidad de inversión tras la crisis, desincentivó a muchas compañías a apostar a medio plazo.

Demoledor. Pero, como ocurre con la saga de Star WarsLa guerra de las Galaxias de toda la vida—, amanece una nueva esperanza, y Alfonso Franco tiene claro que “ahora estamos frente a un escenario deseablemente diferente en el que la decisión que deben tomar las empresas se encuentre entre reconvertirse y crecer, o desaparecer”.

Puede leer aquí el resto del reportaje.



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