Teletrabajo
Transformación Digital

Vuelta a la oficina. Pero ¿a qué tipo de oficina?

Es la pregunta que más se viene escuchando en las últimas semanas. No hay empresa que no haya establecido ya el regreso a sus oficinas. Pero ¿de qué manera? ¿Qué criterios se está siguiendo? ¿Eso va a suponer acabar con el modelo de teletrabajo que ha traído consigo el COVID-19? A continuación, damos cumplida respuesta a todas estas preguntas.

teletrabajo covid

¿Ya es de los que ha vuelto a la oficina? Según como le venga la feria —esto es, sus ganas de volver—, le damos la enhorabuena… o el pésame. Porque, como bien dice ese sabio refrán, nunca llueve a gusto de todos, y en lo tocante al regreso a las oficinas, esa vuelta puede ser lo más parecido a una lluvia fina que riega mansamente los campos para que la cosecha sea la mejor de todas, o una DANA con ganas de jarana. A saber.

 

El escenario

El escenario, por ahora, se caracteriza por la combinación de la actividad presencial y a distancia. O sea, el modelo híbrido. ¿Razones? Desde el ahorro de costes —y más ahora con la luz, que está la cosa como para encender un interruptor— hasta la imposibilidad de cumplir con las medidas sanitarias establecidas para evitar contagios. Luego no son pocas las empresas que, debido a la virulencia de la variante delta han determinado dejar para mejor fecha —del año que viene, por precisar— la vuelta a sus oficinas, como es el caso de Facebook. “La vuelta a la oficina se ha puesto en cuarentena o se ha postergado a 2022. A escala global, septiembre debía ser el regreso a la normalidad lo que, de momento, no parece probable”, reconoce Eva Arroyo, Marketing manager de Mitel Iberia, aunque también es de la opinión de que, en el caso concreto de España, donde la vacunación está bastante avanzada, quizás la variante Delta no retrase tanto la presencialidad como en otros países, como EE. UU.”. El cómo volver a la oficina va a depender de cada empresa. Hay compañías que ya ofrecían flexibilidad antes de la pandemia, otras que prefieren una presencialidad total, algunas que apuestan por fórmulas experimentales como modelos híbridos o reducir la semana laboral. En este escenario, parece que, de momento, el teletrabajo permanece ya sea de forma puntual o habitual. En cualquier caso, las empresas deben monitorizar constantemente la situación de manera que se puedan ir haciendo ajustes según las necesidades y la situación sanitaria”.

Aunque, como viene siendo habitual, y ya se ha podido ver a lo largo de estos últimos meses, será cada empresa la que determine los tiempos y los modos según su modelo de trabajo y actividad. “Generalizando mucho, podemos decir que el modelo de trabajo híbrido se consolidará como el más común —comenta Carlos Bertrand, Maverick Iberia director—. En este caso habrá flexibilidad entre los días en la oficina y los días en smart working regulado en porcentajes diferentes, dependiendo de cada caso. Eso sí, creo que todas las empresas buscarán un modelo ampliamente aceptado por la mayoría de los colaboradores y que las nuevas normas de trabajo valgan para todos, sin distinciones entre ellos”.

 

¿El teletrabajo como algo residual…

Son muchos los que creen —convencidos— que el teletrabajo ha venido para quedarse; y también los que, como Ignacio de la Torre, jefe del banco de inversión Arcano y presidente del Consejo Asesor del Círculo de Empresarios, consideran que el teletrabajo será “algo residual”, según sus propias palabras. 

En entrevista al diario Deia el pasado 22 de agosto, de la Torre manifestó que “yo soy muy escéptico sobre dicha forma de trabajar [teletrabajo]. El porcentaje de empleos que se van a consolidar como teletrabajo es muy bajo, el 10%. ¿Por qué? Porque si yo, empleado, decido teletrabajar, mi jefe me va a ajustar el salario. No puedo pretender cobrar un salario de Madrid y vivir, no sé, en Burgo de Osma, con un coste de vida mucho más barato. Y si puedo hacer mi trabajo en Burgo de Osma, mi jefe puede pensar por qué no puede hacer mi trabajo un uruguayo desde Montevideo. Además, si teletrabajas, corres el riesgo de uberizarte, de no ser un empleado asalariado. Además, la historia demuestra que la creatividad y la productividad se desarrollan más y mejor en un entorno de relaciones físicas, los Silicon Valley nacen y crecen por algo. Y la cultura empresarial de las compañías se forja por contacto de los jóvenes con los seniors. Y el aprendizaje es mejor al lado de un veterano. Y no hay que olvidar que somos animales sociales. El 42% de la gente ha tenido relaciones con compañeros y pretender que se va a renunciar a esto no es creíble”. Cuestión sobre la que volveremos más adelante.

De todos modos, Carlos Bertrand es de la opinión de que “es muy probable que el teletrabajo no será el modelo dominante, pero sí algo común, y que todas las empresas acabarán asumiéndolo en parte, directa o indirectamente, por promoverlo o por trabajar con clientes y proveedores que sí hayan acabado adoptando este modelo de trabajo”.

Aunque, claro está, también hay que destacar algo obvio: no todos los trabajos se pueden hacer remotamente. “El trabajo de oficina quizás sea el más flexible en este sentido —vuelve Carlos Bertrand—, pero no nos olvidemos que hay muchos profesionales que trabajan de cara al público prestando servicios públicos o privados y en este caso, evidentemente, sí que el teletrabajo será residual o hasta nulo”, en referencia al término empleado por Ignacio de la Torre.

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