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Y después de la migración, ¿qué?

Esa es la pregunta que este mes hemos lanzado al Canal, pues una de las singularidades de esta estrategia es que nunca se termina, bien sea por una cuestión de metodología de trabajo, buen por la administración de TI…

Migracion Cloud

Recibe distintas denominaciones e incluye diversos procesos, pero sea como sea, una cosa está clara: la migración a la nube no es un proceso finito, no acaba con la migración en sí. Se le puede llamar transformación o modernización, como nos dicen desde NTT Data, pero es en ese momento, al producirse la migración, cuando se pasa de un modelo on-premise a otro basado en la nube, el que marca el inicio del trabajo.

“La nube representa una nueva manera de consumir IT, una manera que puede generar reducciones del TCO si se utiliza de manera adecuada, pero si se sigue consumiendo IT bajo un modelo tradicional al final de mes aparece una desagradable sorpresa cuando, en lugar de ver un ahorro en la factura, se observa un incremento. Subir las cargas a la nube sin modificarlas supone un sobrecoste en la factura de aproximadamente un 30%, por lo que, de cara a obtener esa reducción del TCO, hay que comenzar a trabajar sobre los servicios para adaptarlos a ese modelo de consumo de infraestructura bajo demanda y encontrar esos ahorros, que sin duda están, pero que no “vienen de caja”, asegura Jaime Gutiérrez de Mesa, director de Cloudture de Ibermática.

 

El después

Partamos de la base de que la migración no puede llevarse a cabo como un ejercicio meramente tecnológico. El personal del resto de áreas de la empresa también debe formar parte de la solución, puesto que debe comprender que la nube es un elemento fundamental para facilitar iniciativas empresariales que impulsen la eficacia, la innovación y el crecimiento. “Pasarte a la nube no te convertirá en una empresa nativa en la nube. Para ello, es necesario modernizarse, arquitecturas de redes y seguridad, crear aplicaciones y servicios específicamente adaptados a un entorno en la nube”, explica Carlos García, director de Oasix, una marca de Grupo Aire.

En consecuencia, y como nos dice Javier Albiol, Cloud Business Developer manager Esprinet / V-Valley, “una migración a la nube nunca debería de terminar. Me explico: cuando se produce una migración de cargas on-premise a Cloud, la metodología de trabajo cambia y los procedimientos de la administración de TI mejoran considerablemente. Esto significa que vamos a tener que acompañar y monitorizar al cliente durante todo el camino a la nube, y también ayudar en la adopción con un equipo de personas expertas en este tipo de tecnología no sólo dando un soporte adecuado, sino un trabajo continuo de consultoría donde estudiemos continuamente las mejoras de la arquitectura y que así nuestros clientes puedan ahorrar costes y optimizar rendimiento.

Por consiguiente, hay que ver este proceso “como un viaje en el que acompañamos a nuestro cliente a transformar su modelo de negocio, su organización y sus sistemas utilizando la tecnología como un vehículo”, detalla Ignasi Aranda, head of Cloud Enterprise Modernization Europe de NTT DATA.

Aranda es de la opinión de que mover las aplicaciones no es el final del viaje, si no una parada en esta transformación y modernización continua de la compañía que le permitirá ser competitiva, innovar, evolucionar con el mercado, con sus consumidores y disfrutar de los avances tecnológicos más punteros. “Un proceso de migración como lo entendíamos tradicionalmente —por ejemplo, mover de un Data Center a otro, prosigue— podrá ser más rápido. Y en algunos casos, la mejor solución (aplicaciones “commodity” donde no quiero invertir nada porque se eliminarán, salidas de Data Center urgentes, etc..) también es el Cloud, pero nunca permitirá una mejora sustancial a nivel de modelo de negocio, eficiencias de coste, capacidad de innovación, mejora del time to market, agilidad, productividad o incluso de reducción de impacto medioambiental”.

 

¿Cuestión de pensamiento?

Como ocurre en la mayor parte de los órdenes de esta vida, pasar de lo conocido a algo nuevo no implica lo anterior, y las empresas que han estado acostumbradas a un modelo de propiedad no siempre terminan adquiriendo la conciencia completa de estar trabajando en otro basado en la nube.

Cuando los responsables cambian de entorno empiezan a cambiar la forma de ver las infraestructuras, “y eso hace que tengan más presente seguir evolucionando sus sistemas a Cloud. Para que esto suceda, bien es cierto que tienen que percibir el valor real de estar en la nube vs entornos on-premise, y para esto hay que tener en cuenta factores importantes”, apunta aquí Carlos García.

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