Histórico

Tarjetas de red Ethernet

Conectividad

Decir a estas alturas de siglo que las redes informáticas son el futuro de cualquier negocio u organización no supone añadir nada nuevo a lo que hoy, no sólo es una realidad palpable, sino un hecho consumado caracterizado, además, por un constante y vertiginoso crecimiento. Al mismo tiempo, la consolidación de estas nuevas herramientas y metodología de trabajo ha provocado que la información pueda estar en todo momento al alcance de quienes precisen de ella, sin que la distancia ni el volumen de datos sean graves obstáculos.

Además, ninguna empresa moderna puede subsistir al margen de la ley que imponen las nuevas tecnologías. El trabajo en grupo, la colaboración en línea y un sin fin más de términos y conceptos parecidos, tienen el denominador común de compartir tanto recursos como información, y como objetivo un desmedido crecimiento de la productividad de aquellas empresas en las que se apliquen correctamente estas herramientas.
Destinadas a satisfacer las demandas de mayor productividad de las empresas más ambiciosas y poderosas, las redes informáticas hicieron su presencia en el mercado empresarial como respuesta a las crecientes necesidades de comunicación entre los grandes sistemas (mainframes). Con el transcurrir de los años, las distintas formas de organizar los sistemas informáticos dentro de los entornos de trabajo compartido han ido evolucionando, según las posibilidades tecnológicas de cada período, hasta alcanzar el modelo de conectividad que se utiliza hoy en día con más profusión: las redes de ordenadores personales.
Para llegar al punto de desarrollo que hoy exhiben las redes informáticas, ha sido necesario el establecimiento de un nutrido conjunto de reglas y normas que definen claramente no sólo los lenguajes que las máquinas deben utilizar para que su comunicación sea factible, sino también la forma en que tiene que regularse esa comunicación, con independencia del fabricante. Igualmente, ha sido necesaria la creación de numerosos protocolos y distintas especificaciones técnicas que regulen las características de los componentes que hacen posible la conexión de los equipos, tales como las tarjetas de red, medios de transmisión o conectores, como elementos básicos para la comunicación entre ordenadores.
Por otra parte, las redes informáticas, debido a las innumerables ventajas que aporta su utilización, han proliferando rápidamente en todo tipo de ámbitos corporativos y, al mismo tiempo, se han ido expandiendo más allá de los límites de la propia empresa o delimitación geográfica. El máximo exponente de este concepto de conectividad entre ordenadores es bien conocido por todos nosotros: Internet. Así, la red de redes no es un mero escaparate en el cual exponer nuestros productos, es mucho más. Lo es prácticamente todo en la moderna y desarrollada sociedad consumista del recién estrenado siglo XXI. En este sentido, las nuevas posibilidades de negocio como el e-commerce o el e-business, son la base para la consolidación y crecimiento de cualquier empresa sin importar el tamaño ni la entidad de ésta. Un claro ejemplo de este fenómeno es que hoy en día no hay empresa de cierto calibre que no ofrezca parte o la totalidad de sus servicios a través de Internet.
Independientemente de los beneficios que acarrea la adopción de una red de ordenadores como plataforma de trabajo de cualquier negocio de cierto calibre, el mero hecho de la interconexión de ordenadores resulta ser un problema técnico mucho más complejo de lo que podría suponerse en un principio. No obstante, si bien en principio la conexión relativamente cercana entre dos equipos de las mismas características no presenta ningún problema, el crecimiento de las redes conlleva la necesidad de conectar distintos entornos informáticos, cuestión que aumenta la complejidad de las redes heterogéneas, dado lugar a la aparición de distintos elementos o dispositivos con misiones específicas que hacen posible la conexión y comunicación con casi cualquier equipo por distante que éste se encuentre.
No obstante, aunque una red local proporciona aceptables capacidades en cuanto a las formas de compartir información y recursos, sus posibilidades son limitadas si se comparan con las ventajas que puede ofrecer una red de ámbito más global, como es Internet.
Pero nuestra intención para el Tema de Portada de este número no hay que buscarla en la abrumadora oferta de negocio que ofrece el uso de Intenet. Todo lo contrario, el presente artículo se centra en el elemento que se debe incorporar, de una forma u otra, a todo equipo informático que desee formar parte de una red de área local, el adaptador de red. En concreto, y dentro de la variedad existente en este tipo de adaptadores, las tarjetas de red Ethernet PCI para equipos clientes, por su mayor cuota de mercado, son actualmente las más significativas del amplio mercado informático.
Por último, queremos señalar que resulta paradójico que este tipo de tarjetas adaptadoras, vital nexo de unión entre la red y el equipo informativo, sea uno de los elementos a los que menos atención se le presta a la hora de implementar una red dentro de cualquier empresa.

La trascendencia de las redes en un entorno distribuido
Si las empresas de sus clientes, como la mayoría, se apoyan, o más bien se fundamentan, en las nuevas tecnologías, comunicaciones e informática, seguramente tendrán desplegado un amplio conjunto de dispositivos interconectados entre sí para cubrir las tareas y necesidades cotidianas de su negocio. Por lo tanto, las redes heterogéneas son una realidad innegable en los actuales entornos de TI.
En la práctica, casi la totalidad de las empresas de pequeño y mediano tamaño que disponen de una red informática, se basan en el uso de adaptadores y dispositivos de interconexión Ethernet, ya que aporta considerables ventajas sobre el resto de tecnologías, incluidos unos costes asequibles por cualquier entorno corporativo, desde las más grandes y poderosas empresas multinacionales a los más modelos y pequeños negocios.
Por otra parte, este tipo de red requiere diferentes dispositivos que permitan la conexión física. Además, la variedad de los elementos diferentes que pueden llegar a formar parte de una red puede ser abrumador y su detallada explicación aún más. No obstante, todo ordenador, sea de la clase que sea, tendrá que incorporar obligatoriamente en su interior un dispositivo que permita establecer, no sólo el enlace entre éste y el medio por el cual se transporta la información, sino también realizar todas las tareas necesarias para que se pueda establecer una comunicación libre de errores. Este dispositivo no es otro que la tarjeta adaptadora de red.
Antes de entrar en cuestiones más particulares sobre estos elementos imprescindibles de toda red, no sería mala idea introducir el tema convenientemente para tener una visón más general sobre los conceptos, términos y otras consideraciones, relacionados con la implantación de una red de área local en cualquier entorno corporativo.

¿Qué es una red?
Básicamente, una red informática es una serie de ordenadores y otros dispositivos conectados entre sí por medio de la utilización de cables. Esta conexión posibilita que entre ellos pueda existir una comunicación con el objeto de compartir,

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