Histórico

Tecnología inalámbrica

Comunicación sin ataduras

Dentro del amplio panorama de las comunicaciones y la informática móvil, las redes inalámbricas han alcanzado en los últimos años la robustez, madurez y estandarización necesarias para convertirse en una verdadera alternativa que permite superar los no pocos inconvenientes que supone la utilización del cable como medio físico de enlace en las comunicaciones.

Durante los últimos años, el mercado ha ido evolucionando conforme los clientes han ido demandando mayores prestaciones y flexibilidad en sus conexiones sin cables. Así, las comunicaciones inalámbricas han pasado de ser soluciones altamente verticales y específicas, a estar caracterizadas por la adopción de una serie de estándares que, con mayor o menor éxito, están consiguiendo el despegue definitivo de las tecnologías inalámbricas. Asimismo, en un principio esta clase de productos estaban dirigidos casi en exclusividad hacia los entornos corporativos, quienes únicamente podían costear la elevada inversión en dichas infraestructuras. Afortunadamente, la popularización de la telefonía móvil, así como todo lo relacionado con los dispositivos informáticos portátiles, han abierto otro frente de aplicación y negocio para las tecnologías inalámbricas.
Indudablemente, y tal y como ocurre actualmente con la telefonía móvil, estas tecnologías tienen también una serie de limitaciones que coartan un tanto su campo de aplicación. No obstante, las sucesivas mejoras que se vayan realizando en cada uno de estos sistemas de comunicación inalámbricos irán poco a poco acabando con los principales inconvenientes que actualmente presentan. Sin embargo, y a pesar de los ostensibles inconvenientes que presentan, como unas tasas de transferencias relativamente bajas o una cierta inseguridad en las comunicaciones, las ventajas que ofrecen estas tecnologías superan con creces a los contratiempos, por lo que su implantación en todo tipo de entornos está siendo un rotundo éxito, especialmente en aquellas situaciones en las que el empleo de los cables sea inviable o en aquellas otras en que la temporalidad de las instalaciones informáticas impida el correcto despliegue de los diferentes medios físicos.

¡¡Cuidado, que engancha!!
¿Cuántos de nosotros podríamos actualmente vivir, o mejor dicho, trabajar sin el teléfono móvil? Indiscutiblemente, el teléfono móvil se ha convertido en esa herramienta imprescindible que acompaña a todo tipo de profesionales en sus variopintos quehaceres cotidianos. Sin duda alguna, las ventajas de este tipo de comunicación, por todos conocidas, son innumerables frente a las restricciones de la telefonía fija.
En definitiva, resulta realmente difícil no sucumbir a las tentadoras virtudes y cualidades que presentan la mayoría de los dispositivos inalámbricos. Es más, una vez que se han probado exitosamente sus prestaciones es casi imposible resistirse a las características y posibilidades que los hacen tan especiales. Asimismo, resulta extremadamente complicado rechazar las notables mejoras de un nuevo tipo de comunicación que libera a los usuarios del pesado lastre que supone acarrear cables de un lado para otro y, sobre todo, estar siempre pendiente de la existencia del oportuno e imprescindible punto de acceso con el mundo exterior, ya sea la roseta telefónica de un hotel, clavija para la conexión a la red local o, simplemente, una cabina desde la cual poder efectuar una llamada de la máxima urgencia.
En pocas palabras, las cualidades que la palabra inalámbrica otorga a un sinfín de dispositivos, tienen una traducción real en la posibilidad de establecer y mantener una comunicación con total independencia del lugar desde el que se realiza dicha conexión e, incluso, permiten el envío y acceso de datos mientras existe un desplazamiento físico del punto de origen y/o destino de la comunicación. Obviamente, existen una serie de restricciones, mayores o menores en función de la propia tecnología inalámbrica empleada, pero que, en todo caso, son asumidas por los usuarios siempre y cuando estén al margen de sus necesidades primordiales.
Por otro lado, las comunicaciones inalámbricas mediante el uso de las ondas electromagnéticas, y más concretamente las ondas de radio, no se puede decir que supongan ninguna novedad dentro de este panorama. Evidentemente, nadie es ajeno a la masiva utilización que se hacen de ellas en la actualidad, si bien en el plano de la informática y las comunicaciones digitales su empleo entrañaba bastantes dificultades técnicas para poder llevarse a la práctica. En este sentido, y a pesar de que los ingenieros en telecomunicaciones conocían las técnicas necesarias para modular una señal de radio con la cual conseguir el envío de datos binarios, tan sólo en la última década se han podido desarrollar y desplegar servicios de datos inalámbricos a gran escala.
No obstante, pese a este significativo retraso en la implantación de estas nuevas tecnologías, el interés que despierta es enorme por las innumerables y sustanciales ventajas frente a las comunicaciones analógicas. El panorama de las redes inalámbricas es casi tan extenso, o más, que el de las propias redes cableadas. Por este motivo, y debido al amplio repertorio de tecnologías, configuraciones, dispositivos, topologías y medios relacionados con las redes inalámbricas, debemos limitar la profundidad y extensión de este artículo centrándonos en las redes inalámbricas de área local.
Lógicamente, estos tipos de redes, por su mayor proximidad tanto al mundo de las PYMES como a los usuarios finales, son soluciones medianamente asequibles y, además, su implantación tanto en los entornos corporativos como ciertos hogares es una realidad totalmente factible, muy sencilla de llevar a la práctica y relativamente económica.
En resumidas cuentas, las redes LAN sin cables o más conocidas por el sobrenombre de WLAN (Wireless Local Area Network) no son algo realmente novedoso ni revolucionario dentro del mundo de la informática. Si bien, la expansión y popularización de la informática, así como la mayor productividad de los entornos de trabajo, han impulsado la rápida evolución y estandarización de los sistemas que utilizan las ondas de radio para interconectar ordenadores.

La necesidad de las comunicaciones inalámbricas
En general, los motivos que impiden o desaconsejan la utilización del cable para la unión de los distintos dispositivos o segmentos de una red pueden dividirse en dos grupos bien diferenciados. Por un lado, tenemos aquellas situaciones en las cuales, debido a los accidentes naturales o a las normativas municipales que rigen el tendido de cables, no es posible realizar el tendido de los cables para completar la infraestructura de enlace físico de una red convencional.
Por otro lado, la complejidad de las actuales organizaciones y las crecientes necesidades en cuanto a disponibilidad y movilidad de sus trabajadores, demandan soluciones más acordes con el nuevo estilo de los negocios.
En el primer caso, indudablemente se hace del todo necesario la búsqueda de tecnologías alternativas que posibiliten el enlace que, según el tráfico de información y la distancia, requerirán un sistema u otro.
Por el contrario, en el segundo caso, y a medida que crecen las capacidades de los medios informáticos, se precisa la crea

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