Histórico

Tecnología concentrada y eficaz

La miniaturización es una de las constantes en el mundo de la informática y la electrónica. el deseo de tener dispositivos y ordenadores que ocupen menos espacio se hace patente en áreas tan diversas como la telefonía, el ocio digital, las soluciones de movilidad y también en la oficina y en el hogar.

En estas páginas el centro de atención será la integración de los procesadores gráficos en el propio chipset de la placa base, de modo que se pueda prescindir de una tarjeta gráfica dedicada con el consiguiente ahorro de espacio, energía y dinero. Además, y para concretar más el objeto de análisis, las placas base analizadas son compatibles con procesadores específicos para equipos de sobremesa. En el mercado existen soluciones con gráficos integrados basadas en procesadores de portátiles, y aunque consiguen un grado de miniaturización por encima de las soluciones basadas en procesadores de sobremesa, presentan inconvenientes como un menor rendimiento, el uso de componentes de portátiles en vez de los estándares, y un precio más elevado, así como una mayor complicación en el momento de realizar ampliaciones en el equipo o incluso revisar y ampliar componentes.
Además de este punto de vista de la miniaturización, reducción del número de componentes y reducción de costes asociados con la elección de una placa base con gráficos integrados, existe otra filosofía en cierto modo complementaria, pero también opuesta. En ella, el uso de gráficos integrados tiene otra finalidad: la de ahorrar energía en configuraciones donde exista una tarjeta gráfica de gama muy alta. ¿Cómo se entiende esta aparente contradicción? En realidad tiene mucho de sentido común: cuando hay una tarjeta de gama alta instalada, pero no se está ejecutando ninguna aplicación que haga uso de la aceleración 3D, simplemente se desactiva y se usan los gráficos integrados con un consumo de energía sustancialmente menor que el de una gráfica de gama alta.

Aplicaciones de los gráficos integrados
Además del ejemplo de uso combinado de gráficos integrados y una tarjeta de vídeo dedicada, existen otros campos de aplicación donde una placa con vídeo integrado encajará a la perfección. Sin ir más lejos, para la configuración de puestos de trabajo en oficinas se trata de una solución perfecta: no se suele hacer un uso intensivo de aceleración 3D en un entorno ofimático, y sí se necesita reducir al máximo el espacio ocupado por el ordenador. Y por supuesto, cualquier reducción de costes es bien recibida.
Otro escenario típico, en esta ocasión más centrado en el ocio digital y el ámbito doméstico, es el de la configuración de equipos multimedia para el salón. Las tecnologías gráficas de última generación incluyen aceleración de vídeo incluso en sus versiones integradas. De este modo, es posible reproducir contenidos de alta definición sin que se tenga que instalar un procesador demasiado potente. Es más, se puede elegir adrede un procesador con un rendimiento modesto, que además disipe poco calor y se pueda refrigerar mediante tecnologías silenciosas o incluso pasivamente. Además, al elegir una CPU con rendimiento moderado, el precio se verá reducido notablemente, así como la necesidad de instalar una fuente de alimentación demasiado potente.
En otro orden de cosas, también se puede hablar de aplicaciones para el hogar donde se busque el máximo ahorro y el mínimo tamaño. Con las placas base analizadas, para construir un equipo capaz de realizar trabajos informáticos convencionales, no se necesitan apenas componentes adicionales. La integración de puertos USB, audio y red, así como de FireWire o incluso eSATA en algunos casos, permite reducir al mínimo el número de componentes necesarios para poner en marcha la configuración. Con un disco duro, una unidad óptica, memoria, procesador, fuente de alimentación, un ventilador y un monitor junto con teclado y ratón se puede construir un equipo válido para tareas cotidianas con solvencia

Intel, nVIDIA y AMD
En esta comparativa hay propuestas con tecnologías provenientes de tres fabricantes distintos: Intel, AMD y nVIDIA. De los tres, Intel y AMD están en disposición de ofrecer soluciones completas con procesador, chipset y gráficos, aunque con Intel algo rezagada en el apartado del vídeo. La familia GMA4000 ha mejorado notablemente frente a las GMA3000, pero no tanto como para que suponga una seria amenaza para ATI o nVIDIA en conjunto. Es cierto que Intel ha mejorado el apartado de aceleración en la descodificación de vídeo, pero sigue un paso por detrás. Mientras que AMD/ATI y nVIDIA llevan varias generaciones trabajando con la aceleración del procesado de los distintos códecs de vídeo que intervienen en la codificación de contenidos multimedia, Intel acaba de llegar. Pure Video por parte de nVIDIA, o UVD en el caso de AMD/ATI son tecnologías maduras capaces de descodificar sin problemas contenidos BLu-Ray tanto en formatos MPEG como h.264 o VC1. Sin embargo, para Intel esta es su primera incursión seria en la materia. Además, nVIDIA ha incorporado en el repertorio de tecnologías a CUDA o PhysX, que aprovechan el paralelismo de la tarjeta de vídeo para acelerar tareas como la codificación de vídeo o los cálculos de la física en un juego o una aplicación.
En juegos, la diferencia entre nVIDIA y ATI por un lado, e Intel por otro, es considerable. Intel no consigue ningún valor digno en las pruebas relacionadas con juegos. Aunque eso sí, a pesar de la superioridad relativa de los chipsets GeForce 9300 o AMD 780G y AMD 790GX, en ningún caso se obtiene un resultado excelente en valor absoluto a partir de gráficos integrados en lo que a juegos se refiere. Los requerimientos gráficos aumentan a un ritmo similar al de las tecnologías de vídeo, de modo que no se acaba de recuperar la ventaja de las tarjetas de vídeo dedicadas a pesar de que se hayan introducido mejoras en los chips integrados. Por este motivo, y a pesar de que los fabricantes alaben sobremanera las virtudes de estas tecnologías, estas placas base no serán la panacea para quienes busquen una máquina de juegos. Es cierto que con resoluciones de pantalla comedidas (800 x 600) y reduciendo el nivel de detalle de la geometría y los efectos visuales se puede jugar, pero no esperes milagros. El trabajo realizado es loable, desde luego, pero no milagroso.

Gráficos integrados o no integrados
Lo cierto es que el precio de incluir los gráficos en el chipset es mínimo sobre el precio total de la placa base, de modo que si no interfiere con otras características no hay motivo para no elegir una placa con su propia tarjeta de vídeo. Siempre se puede desactivar en la BIOS, y en algún caso puede sacarnos de un apuro. Ahora bien, no es la panacea. Es distinto el caso de que se quiera construir un equipo Media Center para el salón, por ejemplo, donde sólo se dependerá de los gráficos integrados. En ese caso, las soluciones basadas en el chipset GeForce 9300 como las de Zotac y GigaByte ofrecen todo un recital de argumentos, incluyendo la compatibilidad con CUDA y PhysX, así como aceleración completa de contenidos multimedia y un resultado en gaming de lo más alto de la comparativa.
Para oficina, las soluciones de BIOSTAR parecen hechas a la med

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