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Inyección de tinta: un ejemplo a seguir

La impresora es el periférico más extendido de cuantos se pueden conectar a un PC. La amplia variedad de necesidades ha generado una buena oferta de modelos para satisfacer a todos los públicos. Dentro del mercado de la impresión, sin duda alguna el que mayor crecimiento ha experimentado en los últimos años ha sido el de la inyección de tinta. La principal razón de este profundo cambio ha sido el paulatino abaratamiento de los productos, así como el aumento de las prestaciones, en calidad sobre todo, y la inclusión de la impresión a color con calidad fotográfica.

En el mercado de las impresoras existen modelos con tamaños, calidades, tecnologías y prestaciones que cubren por completo las necesidades de impresión de todo tipo de usuarios o empresas. La adquisición de un ordenador personal por parte de un usuario doméstico, suele acompañarse de una impresora de inyección de tinta a color como herramienta que permite plasmar en papel el trabajo realizado en el equipo.
Nadie pone en duda que actualmente las impresoras de inyección de tinta a color son la solución más funcional a las necesidades de los usuarios domésticos. La enorme variedad permite la existencia de dispositivos que se ajustan a las particularidades de los usuarios domésticos, disponiendo desde equipos muy económicos y funcionales hasta impresoras de calidad fotográfica, así como a las necesidades de entornos profesionales.
Así, la inevitable evolución y el consecuente aumento de prestaciones en estas impresoras ha permitido captar una significativa cuota del mercado profesional, en aquellos entornos SoHo donde el volumen de documentos impresos sea pequeño y se precise una elevada calidad de impresión a color. Si bien las impresoras láser, B/N o color, siguen siendo la mejor solución en grandes entornos corporativos, por su menor coste por hoja impresa, donde los volúmenes de trabajo son mucho mayores, las impresoras de inyección se utilizan como impresoras personales o para trabajos que necesitan color, en los que las impresoras láser todavía resultan caras.
Hoy en día, la impresora de inyección se ha colado en todos los campos del mercado de impresoras, utilizándose tanto en el mercado doméstico como en el profesional y el portátil.
Las principales diferencias que distinguen unas impresoras de otras radican fundamentalmente en la calidad de impresión y su velocidad. Naturalmente, en las impresoras profesionales se encuentran prestaciones adicionales aparte de mejores velocidades de impresión.

Bases para una buena impresión
Las impresoras de inyección de tinta están basadas en la producción de minúsculas gotas de tinta que se lanzan contra el papel a través de inyectores. Estas gotas se producen por procedimientos térmicos o piezoeléctricos. Las impresoras que utilizan un sistema térmico, disponen de un cabezal que genera una burbuja de vapor, la cual impulsa la tinta, haciéndola pasar a través de un pequeño orificio produciendo la salida de las gotas de tinta. Así, el proceso comienza en el cabezal del cartucho. Un impulso eléctrico produce un flujo de calor en los calentadores individuales del chip de una intensidad que lleva a la capa de tinta, de un grosor inferior a una millonésima parte de un milímetro, a una temperatura a la que no puede continuar en estado líquido. De hecho, y para que se hagan una idea aproximada de cómo se produce este trabajo, la intensidad es de más de dos millones de vatios por metro cuadrado, algo superior a la que se podría encontrar en la superficie del Sol. Este calentamiento dura sólo dos millonésimas de segundo, pero sirve para que la tinta alcance un nivel de 330 grados por segundo, mientras que la superficie del calentador del chip llega a colocarse a 600 grados. A esta temperatura, la capa de tinta comienza a evaporarse, lo que hace que las burbujas sean empujadas fuera del inyector. Puesto que la burbuja de vapor se forma a temperaturas tan elevadas, la presión de vapor es enorme, llegando a situarse en torno a las 125 atmósferas, cuatro veces mayor que la presión generada por un motro de gasolina. El funcionamiento es similar al de un pistón, y provoca la salida del inyector hacia la página a una velocidad de unas 500 pulgadas por segundo. La salida por las diferentes combinaciones de inyectores depende del controlador de impresión. Tras la salida, la cámara de calentamiento se vuelve a llenar en menos de 100 millonésimas de segundo, con lo que este proceso se realiza aproximadamente más de 10.000 veces por segundo.
El segundo método es el piezoeléctrico, que se basa en un elemento capaz de producir vibraciones al ser sometido a una tensión eléctrica. Estas vibraciones bombean la tinta a través de los inyectores, lanzando la tinta sobre el papel. Cuando se retira la tensión del cristal piezoeléctrico, éste deja de bombear.
En ambos métodos no existe un único inyector, sino que se emplea un número variable según marcas y modelos. Hay que tener en cuenta que cuando se trata de un cabezal en color estos inyectores se reparten entre los colores disponibles.

Calidad de impresión
En el mercado de las impresoras, parece que prevalece el concepto erróneo de que la calidad de impresión de una impresora se mide por el número de puntos que puede comprimir en una pulgada. Aún siendo un factor importante, los puntos por pulgada (ppp.) no determinan la calidad de impresión real de una impresora de inyección de tinta.
Los ppp. indican el número de puntos por pulgada, pero no miden el tamaño o la posición del punto, la capacidad de producir diferentes sombreados o el número de colores disponibles para la salida impresa. Todos estos factores influyen, en mayor o menor medida, en la calidad de la impresión. Siendo la combinación de varias tecnologías, exclusivas de cada fabricante, las que permiten obtener la mejor calidad de impresión posibles.
Para que puedan hacerse una idea, cabe decir que con la tecnología que barajan ciertos fabricantes, como es el caso de Lexmark, en un centímetro caben 140 millones de gotas de tinta de color. Cada una de ellas tiene un diámetro de 25 micrones (0,025 milímetros), más o menos como un grano de polen. Así, con cartuchos convencionales se alcanzan resoluciones similares a las de los cartuchos fotográficos.

Tintas
La tinta es, sin duda, un elemento de vital importancia que determina la calidad de impresión de una impresora de inyección de tinta.
Hasta hace relativamente poco tiempo la mayoría de impresoras de inyección de tinta utilizaban tintas basadas en tinte para la tinta negra. Este tipo de tinta al ser absorbidas por el papel dejaba rastros de tinte, cuando el líquido se evaporaba resultando difícil aumentar el grado de oscuridad de este tipo de tintas.
Como solución se introdujo el uso de nuevas tintas negras basadas en pigmentos. Este tipo de tinta contiene partículas minúsculas o grupos de moléculas que quedan adheridas a la superficie del papel una vez se ha secado el líquido de la tinta. El resultado es un tono negro más oscuro y contornos mejor definidos.
En cambio, se continúan utilizando tintas basadas en tinte para la impresión en color, ya que la gama y la intensidad del color es más importante que el nivel de oscuridad del mismo.
Sin embargo, dichas tintas han evolucionado, ofreciendo un mejor brillo, una mayor gama d

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