Estados Unidos se despega de Europa a nivel tecnológico

El liderazgo tecnológico de Estados Unidos con respecto a Europa es indiscutible, pero diversas fuentes europeas han dado la voz de alarma respecto a que esta situación puede tender a ser más acusada. Según las investigaciones realizadas, y teniendo en cuenta los últimos datos de mercado, la separación entre Estados Unidos y Europa tiende a aumentar, sobre todo, por la mayor facilidad de las empresas norteamericanas para adoptar e iniciar el uso de las nuevas tecnologías, lo que les confiere mayor facilidad para la búsqueda de nuevas oportunidades y vías de negocio. Según Jeremy Millard, miembro de la consultora TeleDanmark Consult, perteneciente a la compañía telefónica danesa, "más de uno de cada cinco estadounidenses tiene conexión activa a Internet, lo que favorece que los encargados de formar, así como los que tienen que tomar decisiones en las empresas, puedan hacerlo con conocimientos directos. Por contra, en Europa sólo es uno de cada 50 ciudadanos, y algunos sectores están comenzando a preguntarse si este no puede ser un dato sumamente negativo".

Según un informe hecho público el pasado año por la Comisión Europea, será necesario que se produzca un relevo importante en los cargos de responsabilidad para que Europa pueda subirse de forma plena al carro del avance tecnológico.

Pero no se trata sólo de una cuestión de actitud, también tiene un trasfondo económico. Según un reciente informe, el coste para una empresa de pequeño tamaño es demasiado importante para poder asumirlo.

Pese a todo las ventajas de la comunicación electrónica sobre la tradicional son evidentes: rapidez, comodidad, y total disponibilidad horaria a la hora de recibir cualquier documento, entre otras.

De acuerdo con las opiniones de la European Telework Development (ETD), Europa se está limitando a comprar en vez de desarrollar, y a seguir la tendencia en lugar de innovar, lo que dificulta su desarrollo frente al gigante norteamericano. En este caso, según la citada organización, la estructura europea de las empresas, diseminadas en mercados locales, podría favorecer de forma evidente un cambio de actitud con respecto a la innovación tecnológica.