Histórico

El tratamiento digital de la imagen (y II)

Hasta hace muy poco la única manera de introducir imágenes en el ordenador era por medio del escaneado de éstas para su posterior proceso en el aparato. Hoy, exactamente desde 1988, año en que se establecieron las bases para la creación de cámaras digitales, nos encontramos con otra alternativa, más económica y a la vez rápida. Gracias a las cámaras digitales, que podríamos considerar como el mayor avance en el campo de la fotografía desde la aparición del color, podemos realizar una fotografía que es digitalizada y almacenada en un formato legible directamente en la propia cámara y en cualquier ordenador. De todos es sabido el avance que la comunicación visual está teniendo y que muchos denominan cultura de la comunicación visual y la multimedia. Este avance nos obliga a tener cualquier fuente de información con sus respectivas imágenes que revaloricen y potencien el valor de dicha información, aparte de cumplir con las exigencias que los usuarios están demandando. Gracias a esta nueva tecnología la información visual es directamente introducida al ordenador en un formato legible por éste, evitándonos de esta manera el tortuoso trabajo que significaba antes la elaboración de una fotografía, para su posterior revelado y finalmente un escaneado de ésta para ser introducido en el ordenador.

El funcionamiento básico de una cámara digital es muy sencillo, la luz, más concretamente el reflejo de ésta, es captado por el CCD, (charge-coupled device), que se encarga de convertirla en información binaria, esta información es comprimida mediante unos algoritmos en la propia cámara, pasando ya comprimida a ser guardada en un dispositivo de almacenamiento. Posteriormente, al disponer ya de la imagen comprimida y en un formato legible por cualquier ordenador, éstas pueden ser transferidas al ordenador para su gestión y utilización.

Diferencias respecto a las cámaras convencionales

Las diferencias que nos encontramos con los sistemas tradicionales de fotografía son muchas pudiendo destacar entre ellas:

Precio inicial: Una de las principales diferencias que se nos presenta está en el precio inicial del equipo, mientras que una cámara convencional se puede encontrar en el mercado por un precio muy reducido, siempre que no hablemos de equipos profesionales con una óptica de gran calidad, y mucho más si consideramos una cámara desechable. Los equipos digitales tienen un precio de partida todavía elevado, considerándolo con respecto a unidades tradicionales del mismo tipo.

Precio por fotografía: La diferencia de precio inicial se ve compensada por lo que a la larga se convierte en un ahorro. En la cámara digital al no existir revelado ni carrete, se ahorra por un lado el gasto que supone gastar película por cada fotografía que realicemos, más luego todo el que supone el proceso de revelado con todos los productos químicos necesarios para ello, que se convierten en un gasto a añadir en las unidades convencionales. En los nuevos sistemas simplemente tiramos las fotos que almacenamos hasta que las enviamos al ordenador, la impresora o cualquier otro sitio para después eliminarlas del dispositivo del almacenamiento de la cámara, lo que lógicamente convierte el precio de cada foto en muy inferior al de una clásica foto sobre papel, más todavía si luego ésta debe ser por cualquier motivo enviada al ordenador, lo que supondría además un escaneado de la misma.

Sencillez de proceso: La cámara digital, al contrario que sus predecesoras, permite el paso de las imágenes de manera inmediata al ordenador, consiguiendo de esta manera un grandísimo ahorro de tiempo y dinero. Otro punto a considerar es la ausencia de tratamiento químico de las fotografías, y de la necesidad de un cuarto oscuro para su revelado.

Calidad de la foto: Por otro lado, la calidad de una fotografía elaborada con una cámara tradicional es todavía superior a la de una digital, pero debemos considerar también que una vez obtenida ésta, si queremos sacarla por papel, nos encontraremos con la limitación de calidad que marque la impresora pues, salvo las impresoras especiales para fotografías, ninguna puede compararse con la calidad de la foto.

Posibilidad de edición: Al disponer de la fotografía en el ordenador, y con la utilización del software adecuado, podemos alterar ciertas características de éstas, así como intentar corregir algunos de los errores que contenga.

Resumiendo estas diferencias y centrándonos en los que nos atañe podríamos enumerar las ventajas de la fotografía digital:

- Eliminación de la película fotográfica así como de todo el tratamiento químico que después se requiere.

- Posibilidad de grabar y borrar las imágenes repetidas.

- Visionado instantáneo de la fotografía recién realizada o de las anteriores que se hallen en la unidad de almacenamiento.

- Posibilidad de transmisión de las imágenes, bien sea vía telefónica, a través de la red o de la propia Internet.

- Perdurabilidad muy superior a la de la fotografía al ser el soporte de mayor duración que el propio papel.

- Posibilidad de edición y retoque de la imagen, pudiendo de esta manera corregir algunos errores así como modificar algunas de sus características.

La cámara digital

La cámara digital está compuesta, al igual que las convencionales, por un grupo óptico, cuyo funcionamiento es exactamente igual en ambos modelos. Una vez atravesado el grupo óptico la luz llega hasta el CCD, este sensor se encarga de convertir la luz en una señal eléctrica que a la vez es convertida en información binaria. Esta información, ya en formato digital, es comprimida y transformada a un formato gráfico estándar, prácticamente todos los equipos usan el formato JPEG, pues gracias a su buena relación entre calidad y compresión se halla muy extendido. Una vez convertida la imagen a un formato informático éstas deben ser guardadas en un sistema de almacenamiento que nos permita mantener las imágenes el tiempo que necesitemos hasta su paso al ordenador. De este sistema, que puede ser llevado al ordenador en la mayoría de los casos, será del que extraigamos las fotografías al conectarlo con el ordenador, bien sea directamente o a través de la cámara, estableciendo la comunicación generalmente mediante un cable o bien como hace un modelo de Nikon, introduciendo la propia cámara en una ranura PCMCIA.

Componentes de la cámara digital

Los dispositivos ópticos: Estos son prácticamente iguales al de cualquier cámara de fotografía convencional, de hecho modelos como las Nikon de calidad profesional, comparten objetivos con las cámaras de una determinada serie convencionales. Este aspecto, al igual que en las otras, será el que encarezca más aún el equipo dependiendo la calidad de los mismos, además será junto con el CCD el que determine el uso de la cámara, doméstico, de empresa, profesional, etc., y sobre todo su precio final.

El CCD: Éste será el que nos dé la calidad fotográfica que una cámara pueda obtener. Su tamaño, que se mide en fracciones de pulgada suele ser en la mayoría de los equipos de 1/3 ó 1/2 de pulgada. Pero lo más importante es el número de pixels que es capaz de captar, es decir el número de puntos que digitaliza, este valor se encuentra entre los 250.000 y el 1.300.000, lo cual nos permite unas resoluciones estandarizadas que oscilan desde los 320 x 240 hasta los 1600 x 1200 puntos, pasando por las más estándar de 640 x 480 para sistemas domésticos, y las de 1.280 x 1.024 para equipos profesionales.

El visor: Aquí encontramos en la mayoría de las cámaras una diferencia significativa con respecto a los equipos convencionales, la inclusión de una pantalla LCD de reducido tamaño, bien sea de manera directa o como un accesorio a añadir y sobre la que veremos como va a quedar la foto, y

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