Quién me ha robado el mes de abril

El primer día de abril, Joaquín Sabina fue tendencia en este país en la red social Twitter. En el primer día de abril, el enésimo de confinamiento, se quiso recordar que alguien, como le pasó al cantautor jienense, nos había robado el mes de abril; y medio del de marzo, añadimos de nuestra cosecha. La culpa, al contrario de lo que le ocurrió a otra gloria de la música patria como Gabinete Caligari, fue del COVID-19.

Sí, ese nombre ha cambiado nuestra manera de entender la vida. Primero, obligándonos a un confinamiento desconocido tanto en este país como el resto del mundo; segundo, reduciendo la actividad económica, Canal incluido, hasta niveles desconocidos en décadas; y tercero, alterando nuestro día a día, nuestras costumbres.

Y ahí andamos, ansiando cosas tan sencillas como pasear, correr, abrazar a nuestras parejas, departir con los amigos al calor de una cerveza… Mientras, analistas, expertos y todo el que quiere pintar algo, dejan caer sus pronósticos de qué vendrá después de todo esto, cuando regresemos a lo más parecido a la normalidad que conocemos. Porque de todo hay en la viña del Señor: desde quienes predicen el apocalipsis de los apocalipsis, hasta quienes creen convencidos que la crisis de 2008 es un juego para críos comparado con lo que se nos viene encima, por no mencionar a quienes sostienen que nos aprestamos a afrontar una situación muy similar a la de resultante de la Segunda Guerra Mundial.

Pero ¿saben lo que creemos nosotros? Que somos dueños de nuestro futuro, y que lo único que tenemos a nuestro alcance para labrarlo es nuestro trabajo, nuestras ganas de salir adelante sean cuales sean las dificultades. Así ha sido siempre a lo largo de la historia de la humanidad, y así seguirá siendo. Basta con seguir el lema ?“Nunca dejes de creer”?. de ese inmenso filósofo de nuestro tiempo llamado Diego Pablo Simeone. Pues creer es sumar, y suma a suma es como se sale adelante.