La PYME invertirá 73.000 millones de dólares en equipos

España es un país en el que la Pequeña y Mediana Empresa (PYME) conforma una parte principal del tejido industrial. Algo similar ocurre en el resto del continente europeo, aunque a menor escala.

Recientemente, 3Com ha hecho público un breve resumen de diversos análisis de consultoras de todo el mundo en el que se analizan cuál es el papel que desempeñarán este tipo de compañías en los próximos años en el desarrollo del mercado del viejo continente y, más concretamente, en el de las tecnologías de la información.

Según el mismo, el número total de empresas europeas es 17 millones, de las cuales el 99,9 por ciento posee menos de 500 empleados, y el 93 por ciento menos de diez. Dentro de esta clasificación se puede indicar que la media de empleados es seis, aunque en países como Grecia descienda a tres y en Suecia aumente a 13.

Todas ellas proporcionan 70 millones de puestos de trabajo, lo que representa el 71 por ciento de la fuerza laboral europea.

Si a finales de 1994 el 56,6 por ciento de las pequeñas empresas con más de un PC utilizaba una red local, se prevé que en 1998 sean ya tres cuartas partes de ellas las que hagan uso de una LAN.

Asimismo, las previsiones apuntan que durante 1996 las PYME europeas se gastarán más de 73.000 millones de dólares en la compra de ordenadores personales y sus correspondientes productos y servicios. Esto supone un incremento del 40 por ciento frente a la inversión en este mismo área que se realizó en el 92.

Para 1998, el gasto en adquisición de productos de red alcanzará los 1.600 millones de pesetas, una cuarta parte de la compra total.

Para llevar a cabo estas compras, se destaca que en más del 70 por ciento de los casos, son los titulares y directivos de la empresa los que gestionan las mismas, y sus motivaciones más frecuentes son la racionalización de la gestión y el incremento de la productividad.

El comprador de mediana y pequeña empresa es, por otra parte, impaciente, ya que el 60 por ciento de los mismos considera que las inversiones en tecnología han de amortizarse en seis meses, aunque continúa siendo uno de las grandes oportunidades para la venta de productos y servicios de alto nivel tecnológico.