Impresoras láser color: Precio y prestaciones, una receta de éxito

Las impresoras láser color, relegadas durante bastante tiempo al selecto y exclusivo mercado de las grandes corporaciones, a día de hoy resultan cada vez más accesibles a aquellos otros sectores profesionales con recursos económicos más limitados.

Los últimos esfuerzos por aproximar la tecnología láser color a todos los públicos se han traducido en la reciente comercialización de modelos muy asequibles. Por este motivo, en las siguientes páginas iremos desgranado alguno de los puntos más representativos y característicos de estos sufridos periféricos para que puedan servir de referencia en la difícil tarea de elegir aquel modelo que mejor se amolde a nuestras necesidades y presupuesto.

Gestión de papel, el factor oculto de la productividad
A la hora de seleccionar una impresora láser a color, además del rendimiento puro que puede ofrecer y los costes de impresión asociados se deben tener en cuenta otros factores de los denominados secundarios y que no deben pasar desapercibidas. Así, por ejemplo, conviene saber con detalle parámetros tan esenciales como las capacidades y posibilidades de las bandejas de papel presentes en la impresora. Asimismo, características opcionales como la incorporación de bandejas de papel adicionales o la posibilidad de imprimir documentos a doble cara de forma automática, pueden contribuir notoriamente a mejorar la eficacia y productividad del equipo.

Con respecto a la primera de las observaciones, si nuestra impresora cuenta con una generosa capacidad en la bandeja principal de papel, evitaremos tener que reponer con demasiada frecuencia el papel de la bandeja con la consiguiente pausa de todos los proceso de impresión en marcha. En este sentido, puede ser de sumo interés disponer de la posibilidad adicional de acoplar nuevas bandejas que den cabida al volumen de papel típico que se utiliza en una jornada de trabajo. De este modo, al final de día el responsable del mantenimiento interno del equipo repondrá el papel gastado, sin incidir lo más mínimo en la productividad del entorno.

Otro detalle importante, que a menudo se echa en falta, es la posibilidad de tener bandejas móviles de salida de papel capaces de desplazarse lateralmente a voluntad, con lo que evitamos que cuando varios usuarios manden sus trabajos en un plazo corto de tiempo, estos se acumulen en la misma bandeja de salida o se pierda una gran cantidad de tiempo en separarlos. Esta tecnología está ya implementada en las fotocopiadoras profesionales desde hace algunos años y comienza a ser relativamente habitual en las impresoras láser de gama alta. A este respecto y al igual que está sucediendo con los módulos de impresión a doble cara y los sistemas de alimentación automática de documentos, es de prever que en un corto período de tiempo se vaya también implementando en los equipos de gamas más modestas y económicas.

Lamentablemente, los modelos analizados en esta comparativa no disponen de ésta y de otras muchas más cualidades debido al ajustado compromiso entre prestaciones y precio que ofrecen. No obstante, los distintos fabricantes y distribuidores que quieran poner tierra de por medio entre sus competidores, deberían incorporar elementos de valor añadido a sus equipos como una mayor cantidad de memoria, bandejas de alimentación de mayor capacidad o, incluso, implementar el automatismo de impresión a doble cara (dúplex), mecanismo que ayuda notablemente al reducir el consumo de papel. A buen seguro que esta política de actuación tiene una mejor acogida que anunciar prestaciones y cifras que difícilmente pueden ser valoradas en su justa media por el cliente, que una vez que ha comprado un equipo se limita a pagar religiosamente las regulares y puntuales facturas de mantenimiento y a esperar los minutos que haga falta hasta que la impresora termine los trabajos en curso.

Integración en la red, un bien común
Una de las funciones que no puede faltar en la configuración de una impresora láser destinada a fines corporativos es la capacidad para ser integrada en la red LAN interna, prestándose a las necesidades de impresión de todos los equipos presentes en la LAN de la empresa. De este modo, no será necesario adquirir un elevado número de impresoras, sino que todos los usuarios de la red compartirán este recurso, con el consiguiente ahorro en cuanto a la inversión a realizar a la hora de establecer un sistema de documentación. Aunque esta posibilidad puede ser implementada mediante su configuración como un recurso compartido dependiente de un equipo servidor de impresión, resulta mucho más productivo que el dispositivo disponga de sus propias capacidades de red, funcionando de un modo completamente autónomo. En este sentido, la mayoría de las impresoras de tecnología láser disponen de su propio adaptador de red, integrado de serie o que puede ser instalado de forma opcional, mostrando el grado de atención de los distintos fabricantes por ofrecer en sus productos unas funciones que se demuestran totalmente imprescindibles dentro de los entornos corporativos hacia los que principalmente se enfoca su utilización.

En cualquiera de los casos, será necesario observar los protocolos de red soportados por el dispositivo para garantizar su adecuado funcionamiento dentro de la red corporativa. Los protocolos de red más comunes, además del omnipresente TCP/IP (redes Windows e Internet), son y AppleTalk (redes Macintosh), IPX/SPX (redes Novell) y NetBEUI entre otros menos extendidos.

Ajustes de color, el toque de distinción
Independientemente del dispositivo utilizado y la manera en que se obtenga la imagen original (gráficos y texto), lo habitual es que dicho archivo digital se muestre y manipule en un espacio de colores RBG (monitor) y se convertirá finalmente a CMYK para la impresión. Cada uno de estos procesos requiere conversión y manipulación de datos, de modo que una imagen vista en el monitor de un ordenador se apoya en la capacidad del monitor para reproducir la imagen y representar colores dentro de ella. Los ajustes como los correspondientes a brillo, color y contraste también permiten adaptar la imagen a las preferencias del observador en lugar de mostrar un color verdadero. Por consiguiente, los datos relativos al color enviados a la impresora pueden que no se ajusten fielmente con presentes en el documento original.

Por ejemplo, determinadas imágenes como las configuradas por mapas de bits se imprimen a veces con un fuerte tono de un color concreto, que poco tiene que ver con el resultado previsto. Es decir, imágenes que parecen correctas cuando se ven en un monitor pueden no imprimirse de esta manera debido a las razones descritas anteriormente. El color que aparece como dominante en la imagen variará dependiendo de factores como el escáner (u otro dispositivo de entrada), y tendrá una tendencia hacia un color concreto, o de la capacidad del monitor para representar en pantalla determinados colores.

Para corregir este problema, las impresoras láser a color tienen un sistema de ajuste de los colores que reduce la cantidad de cualquiera de estos en el proceso aplicado a la página en relación con los demás. En concreto, los controladores de impresora suministrados con el dispositivo proporcionan los medios oportunos para la realización de dichos ajustes.

En la práctica, si, por ejemplo, se observa que todos los gráficos tienen tendencia a contener un exceso de azul, es posible reducir la cantidad de cían o magenta, ya que son estos dos colores los que se combinan para producir el azul. Tenga en cuenta que otros colores que contengan cían o magenta también se verán afectados. Una alternativa sería aumentar la cantidad de amaril

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