El ojo que todo lo ve

Los sistemas de vigilancia han completado su transición desde las tecnologías analógicas tradicionales a las digitales, aprovechando al máximo las ventajas de los nuevos sistemas de codificación de vídeo e imágenes.

Conocer lo que está pasando en una ubicación remota, y además poder verlo y escucharlo es extremadamente útil en infinidad de escenarios, y en particular en todas aquellas actividades relacionadas con la vigilancia. Los sistemas basados en tecnologías analógicas de vídeo cumplían y siguen cumpliendo con su función, pero a costa de elevadas inversiones en cableado, equipos y mantenimiento: los sistemas de grabación en cintas de las imágenes, las costosas y frágiles y voluminosas cintas, o incluso el coste de la auditoría del material grabado por la dificultad que conlleva visionar contenidos almacenados en soportes analógicos y secuenciales como las cintas. Pero ese tiempo de dificultades y elevados costes está dejando paso al “rodillo” de la tecnología digital, capaz de democratizar todo tipo de tecnologías a su paso. Si bien los sistemas de vigilancia más avanzados siguen suponiendo una elevada inversión, las tecnologías digitales permiten ofrecer nuevos servicios, mayor calidad y más opciones de personalización a los negocios. Al mismo tiempo, es posible ofrecer a los pequeños negocios e incluso al mercado residencial productos y servicios con unos costes muy ajustados, accesibles y con una calidad suficiente para disfrutar de muchas de las ventajas de los sistemas de video vigilancia aprovechando la infraestructura de red y comunicaciones disponibles, que en muchos casos será una conexión de banda ancha “modesta” y una red WiFi.

Cámaras para todos los presupuestos y necesidades
La introducción de sistemas de vigilancia digitales permite ese elevado grado de diferenciación, con un escalado muy gradual tanto en el aspecto de la calidad como en el de la inversión necesaria para abordar la instalación de un sistema de cámaras en red que permita llevar un seguimiento de la actividad en ubicaciones tales como garajes, almacenes, puntos de venta, guardería, colegios, o en el mencionado mercado residencial en el seno de los hogares para vigilar las habitaciones de los bebés o de los más mayores, o para complementar sistemas de seguridad o acceso. En todos los casos, sólo se necesita un navegador de Internet para realizar el seguimiento en directo de lo que ocurre frente a la cámara, aunque también es posible configurar ciertas acciones automáticas en caso de que se detecte movimiento, como el envió de un mensaje, la captura de imágenes o vídeos que serán almacenadas en la ubicación remota o de red que se defina de antemano, o incluso la activación de alertas sonoras o el encendido de leds en la propia cámara que intimiden a los intrusos.
En uno de los casos la cámara está motorizada, de modo que se puede cubrir un área más amplia de vigilancia. Se pueden programar movimientos de forma manual o de forma automática de acuerdo con ciertos “scripts” predefinidos, o programados manualmente. También se pueden escuchar sonidos provenientes de la cámara, y en algunos casos también enviar sonidos que serán emitidos por el altavoz de la cámara. Lo que sí se mantiene como denominador común en los productos analizados en estas páginas es su capacidad para conectarse mediante WiFi a la red local. En los modelos de gamas superiores es común encontrar con sistemas de alimentación PoE (Power over Ethernet) que posibilitan que la alimentación la proporcione el propio cable de red, de modo que no es necesario llevar tomas de corriente cerca de los puntos de instalación, y se aprovecha el cableado Ethernet para tal tarea. Entre otras ventajas de la tecnología PoE se encuentra el despliegue de infraestructuras de red que además incluyan protección frente a cortes mediante sistemas de alimentación ininterrumpidos instalados junto a los concentradores que sirven de punto de inyección de la alimentación en los cables de red Ethernet. De todos modos, para instalaciones poco ambiciosas, este tipo de despliegues e instalaciones se escapan en varios órdenes de magnitud de las capacidades presupuestarias de las pequeñas empresas. En estos casos, WiFi se presenta como la alternativa más versátil y económica, aunque a costa de sacrificar la calidad máxima de las imágenes y los vídeos que se pueden transportar en la red. Las redes 802.11g tienen un máximo teórico de 54 Mbps, pero en la práctica sólo se pueden manejar en torno a los 15 Mbps, que además deben compartirse con la actividad de red convencional, salvo que se instale un punto de acceso específico para las cámaras de vigilancia instaladas.

Acceso desde afuera
La instalación en la intranet es una tarea sencilla, pero para poder monitorizar las cámaras desde afuera se necesita una IP fija, o bien darse de alta en un servicio de DNS dinámico como DynDNS. Estos servicios llevan un seguimiento de los posibles cambios en las IP dinámicas asociadas con conexiones de banda ancha convencionales y hacen posible que se acceda a un servidor con IP dinámica usando un nombre de dominio único dentro de dynDNS. Existen más servicios similares, y en todas estas cámaras se puede encontrar una opción apropiada para gestionar estos servidores de nombres dinámicos.
De todos modos, a pesar de que aparentemente estas cámaras económicas puedan hacer de todo, no es oro todo lo que reluce. Las ópticas son bastante limitadas tanto en aspectos como el enfoque, que no se puede regular remotamente, o la iluminación ambiente adecuada para funcionar. El modelo de Axis dispone de un sensor de movimiento infrarrojo que se activa en oscuridad, pero otros no disponen de este tipo de visión nocturna y ven su utilidad limitada. Además, son cámaras de interiores sin protección frente a la intemperie. Y la calidad del vídeo está limitada tanto en resolución como en el número de frames por segundo. Uno de los modelos permite capturar imágenes hasta 1.280 x 1.024, pero sólo a 10 frames por segundo. Además, el control de la calidad no es demasiado detallado. El modelo de Ovislink sí permite regular la tasa de bits de transmisión, pero es una excepción.
En cuanto al acceso a las cámaras, se realiza o bien a través de las conexiones de red WiFi o bien a través de una conexión cableada. La cableada es más eficiente, pero no siempre es fácil ni interesante llevar cables de red a ubicaciones complicadas. Se puede monitorizar a través de web, o a través de aplicaciones específicas que se ejecutan en Windows y que tienen como ventaja la posibilidad de superponer en una única ventana los streams de vídeo y audio de un número variable de cámaras, hasta un máximo de 50 como en algunos de los modelos de esta comparativa. Directamente desde la interfaz web se pueden gestionar cámaras individuales en instancias del navegador individuales, ya sea mediante controles Active X o Java, pero desde luego es más eficiente y práctico usar una aplicación dedicada. El navegador se puede usar desde cualquier dispositivo compatible con Active X o Java, eso sí.


Axis M1031-w Network Camera
Detecta movimiento en la oscuridad
Axis ha conseguido integrar en un dispositivo extremadamente compacto y ligero todo un reperto

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