Con paso firme hacia una nueva Internet llamada web 3.0

La principal conclusión que se extrajo del último Congreso Internacional WWW 2009 celebrado en Madrid es que Internet debe seguir evolucionando. En este sentido, los creadores de la Web apuestan por una red más sencilla, con redes sociales interconectadas y un mayor acceso, creando un lugar aún más colaborativo, en el que se permita enlazar cualquier vídeo, texto, imagen y documento, y dotado, además, de contenido semántico. Así, mientras se sigue apostando por la Web 2.0, la llamada Web 3.0 ya está llamando a la puerta.

Actualmente existe un debate considerable en torno a lo que significa Web 3.0, y cual es la definición acertada. Para algunos, si la web 2.0 implica nuevos mecanismos de relación y comunicación entre las personas utilizando las tecnologías de redes sociales, la utilización de estándares web para la creación de servicios distribuidos en Internet, y la mejora en los interfaces de las páginas web, hasta llegar a imitar la experiencia de usuario de las aplicaciones clásicas que se ejecutan en un ordenador, la web 3.0 sería como la web 2.0 pero sin barreras, de ahí que sea conocida como la web colaborativa. Junto a ello, la web 3.0 también es conocida como web semántica, ya que vendría a dotar de significado a las páginas web.

Internet sin barreras
Según Vint Cerf, uno de los padres de Internet, “la web 3.0 nos llevará a la Internet de las cosas, en donde todas las aplicaciones y los objetos van a tener la facultad de interactuar unos con otros. La clave será la interconexión total”. Esta perspectiva permite a los actuales internautas ilusionarse con una Internet que les concederá el control pleno de sus objetos a distancia, ya sea a través de dispositivos móviles u otras plataformas. Para ello jugarán un rol esencial los sensores, que tendrán la función de monitorizar y difundir la información que precisen los usuarios de la Red en cada momento.
Por ejemplo, la web 3.0 podría permitir que una persona reciba mensajes de texto en su móvil con una notificación sobre el funcionamiento del sistema de calefacción que tiene en su hogar. De este modo, este usuario podrá regular qué temperatura desea encontrar a su regreso una vez finalizada la jornada laboral. El grado de conectividad de la web del futuro será tal, que Cerf ve posible que alguien pueda instalar un sensor en los corchos de los vinos que tiene en su bodega para conocer en tiempo real si el proceso de refrigeración está funcionando adecuadamente y actuar en consecuencia.
La web 3.0 también permitirá un acceso inmediato a juegos, películas y canciones a través de los clásicos dispositivos de audio y vídeo actualmente disponibles. “Todo va a formar parte de Internet”, afirma Cerf, si bien aún existen algunos desafíos para explorar y analizar cómo se debe trabajar para que las personas “naden en un mundo de información” y encuentren verdaderamente los contenidos que desean consumir. Además, el desarrollo de la interconectividad en la red generará un nuevo paradigma donde toda la información estará almacenada en servidores profesionales, lo que se dado en llamar la nube de Internet, de modo que el acceso a la red será el nexo entre los usuarios y su propia información. Pero para ello es necesario que todo el mundo tenga acceso a Internet cuanto antes.
Otro posible camino para la Web 3.0 es la dirección hacia la visión 3D, liderada por el Web3D Consortium. Esto implicaría llevar la experiencia de la Web desde el modelo visualmente plano que conocemos hasta las tres dimensiones, llevando más lejos el concepto propuesto por Second Life, lo que podría abrir nuevas formas de conectar y colaborar utilizando espacios tridimensionales. Las posibilidades de una Web3D extendida y ampliamente usada pueden llegar a los ámbitos de la ingeniería, la arquitectura, la medicina, la educación, y, por supuesto, el ocio.
Aunque la idea está aún muy verde, hace unos días, Google mostraba su interés por esta tecnología lanzando un API de código abierto llamada O3D, que a pesar de su estado prematuro, parte con el objetivo de que la reproducción tridimensional en los navegadores pueda convertirse en algo muy habitual.

Hacia la web inteligente
Respecto a la capacidad semántica de la web 3.0, la idea subyace en el hecho de que, en la actualidad, los ordenadores son incapaces de analizar la inmensa de información que circula o está almacenada en la red. Pueden mostrar la información que le pedimos, y relacionar algunos datos, pero no pueden analizarlos a la manera de un cerebro humano. Se trataría pues de añadir información adicional con una estructura tal que pueda ser entendida por los ordenadores, quienes serían capaces de emular y mejorar la obtención de conocimiento hasta el momento reservada a las personas. Esto no significa que los ordenadores vayan a ser capaces de entender realmente el significado de algo, pero sí que las piezas lógicas del significado puedan ser mecánicamente manipuladas por las máquinas a fin de obtener resultados útiles para el ser humano.
Un ejemplo de web semántica sería aquella que permitiría que se formularan consultas del tipo “busco un lugar para veranear con mi perro”, en respuesta a la cual el sistema devolvería un paquete de vacaciones detallado para los meses de verano, con emplazamientos que admiten animales, clasificados por precios y lejanía, sin la necesidad de que el usuario pase horas y horas localizando ofertas en Internet.
La Web Semántica será una web inteligente, capaz de entender el lenguaje natural y buscar datos sin intervención directa del hombre. Para ello, frente al lenguaje html. en el que están escritos la mayoría de contenidos web, en la Web Semántica la información será publicada en un doble lenguaje: el normal y el que permite a los ordenadores manipular y combinar tal información. Este segundo lenguaje es el RDF (Resource Description Framework), que provee una serie de elementos que pueden ser utilizados para que las máquinas procesen el conocimiento en sí mismo, en lugar de texto, usando procesos similares a los deductivos del hombre, obteniendo resultados de búsqueda más significativos varios millones de veces más rápido que en la actualidad. El lenguaje RDF, junto a otros como OWL (Web Ontology Language) que puede escribir clases, propiedades y estados de algo, y XML (Extensible Markup Language), que facilita el entendimiento de los datos entre distintos sistemas informáticos, conforman la base sintáctica de la tecnología semántica, que buscadores como Yahoo y Mozilla o Wikipedia están incorporando poco a poco.
Para complicar aún más la situación, existe una corriente paralela de quienes buscan un enfoque más pragmático que pueda tener utilidad a más corto plazo. Así, frente a la web semántica tradicional, están los microformatos, cuyo objetivo es estandarizar un conjunto de formatos en los que almacenar conocimiento básico, como la información de contacto de una persona (microformato hCard), una cita (microformato hCalendar), una opinión (microformato hReview), una relación en una red social (microformato XFN), y así hasta un total de nueve especificaciones concluidas y 11 en proceso de definición. La principal limitación es que cada tipo de significado requiere de la definición de un microformato espec&

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