Ciberguerras: algo más que un asunto de novelas, películas o videojuegos

Hemos estado tentados de comenzar con Juegos de guerra, la película dirigida en 1983 por John Badham en la que un jovencísimo Matthew Broderick se infiltra en un superordenador por curiosidad y acaba liándola parda. Pero tan parda como que, sin saberlo, está a punto de desencadenar una guerra termonuclear; de esas tras la que, como dijo Einstein, la siguiente sería a base de palos y piedras, porque no habría quedado nada ni nada en pie como para liarse a zurriagazos. Avisados estamos.

Pero, después de analizar la cuestión durante unos segundos, nos hemos dicho esto tan español de «total, pá qué», cuando la realidad supera a cualquier película. Incluso a las de Lars von Trier, que ya es decir.

Y sí, la realidad es la que es: estamos en guerra. En la superficie, pero también en un ámbito más profundo y no por eso menos peligroso como es el del ciberespacio. Y eso es lo que vamos a analizar en el presente reportaje de la mano de algunas de las voces más destacadas del sector.

¿Ciberguerra sí, ciberguerra no?

Para empezar, definamos ciberguerra. “Es un término actual y recurrente que implica el uso total o parcial de medios cibernéticos para impedir que el enemigo utilice eficazmente los sistemas del ciberespacio. De hecho, se acepta decir que la ciberguerra acompaña a la guerra tradicional”, explica Éléna Poincet, CEO y fundadora de Tehtris.

En consecuencia, ¿debemos llamar ciberguerra a la situación que vivimos en la actualidad? Aquella especialista dice que no. Los estados, más allá de Rusia y Ucrania, no están “paralizados”. “El número de ataques diarios sigue siendo elevado, pero no ha aumentado de forma drástica. En general, vemos ciberataques más bien marginales, ataques en Ucrania por denegación de servicio (Katana, Fox Blade, ...) a través de wipers (software malicioso) como hermeticWiper, Isaacwiper y muchas acciones de grupos más o menos autónomos.

Y por si necesita más datos, John Sier, asesor senior de Seguridad en Sophos, aporta esta reflexión: “No, y es de vital importancia entender que la cibernética no es una guerra. En el mejor de los casos, es una herramienta de apoyo a la guerra. Lo que hemos visto hasta ahora ha sido perturbador para algunas organizaciones en Rusia, Ucrania y en todo el mundo, pero no genera el mismo impacto que producen las bombas”.

No, pero…

Por lo tanto, nada de ciberguerra. ¿Qué? ¿Puede respirar más tranquilo? Nosotros que usted, lector/a, no lo haríamos. Regresa CEO y fundadora de Tehtris: “Sin embargo, hay que estar muy atentos. Un ciberataque está preparado y sus consecuencias sólo pueden sentirse a largo plazo. Por lo tanto, no se puede descartar una ciberguerra. Se han elevado los niveles de alerta en Europa (España, Francia, Alemania, etc.). Aunque la guerra cibernética no ha "estallado" por el momento, la guerra de desinformación está teniendo lugar. No hay que subestimar la importancia de la ciberseguridad”.

Y esto es así porque, como dice Danielle Jablanski, estratega de Ciberseguridad de Nozomi Networks, “las reglas de juego en el ciberespacio están cambiando, día a día, a veces hora a hora, basándose en el análisis del coste/beneficio de cada actor, grupo y sponsor. Los actores de la amenaza han estado explotando activamente objetivos en países extranjeros sin muchos recursos durante muchos años. Las estrategias de atribución, defensa y mitigación han mejorado, pero las intenciones, las tácticas y las consecuencias existen en un amplio y díscolo espectro”.

Otra vez de corbata. ¿Ve como no se puede relajar así como así?

Puede leer aquí el reportaje completo.