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¿Qué podemos esperar del “Cloud” en 2022?

Cada vez existe más y más apetito por la nube entre las empresas, y no hay duda de que en 2022 volverá a tener un papel clave, más si cabe con la llegada de los Fondos Europeos de Recuperación. Y ahí estará atento el Canal, pues tiene ante sí un negocio cuyo techo se desconoce.

Cloud

El apetito de TI por la nube se está acelerando incluso después de más de una década de adopción. Es lo que reconoce Gloria Cuesta, Product manager en Lidera, y esa es una situación que se ha podido comprobar durante la pandemia, momento en que las empresas han visto la necesidad de deslocalizar sus centros de datos.

Ahora, empresas que ni siquiera se habían planteado la migración a la nube, ven en ella múltiples oportunidades. Así ha sido en 2021. ¿Y en 2022? Eso es algo que queremos analizar en este reportaje. Pero valga para comenzarlo esta reflexión de aquella especialista de Lidera: “Eso sí, no ha de ser todo o nada. Para algunas empresas específicas no será beneficioso ni rentable apostar por la nube. Hay que considerar las circunstancias individuales de cada organización, como son los requisitos reglamentarios y objetivos estratégicos al decidir cómo y cuándo adoptar una política de nube. Por otro lado, hay que valorar el riesgo de la dependencia actual de los proveedores de Cloud pública, quienes no sólo controlan el mercado, sino que hacen prácticamente imposible el cambio a otro datacenter o retornar la información a uno propio.  Están “cautivos”. 

 

El escenario

Mónica Cernuda, IBM Public Cloud Market Leader for Spain, Portugal, Greece and Israel, reconoce que “estamos viendo en este 2021 cómo la arquitectura de nube híbrida se está volviendo un modelo predominante, algo que continuará el próximo año. Por ejemplo, en España hemos detectado que el 54% de las empresas están operando en entornos de nube híbrida, según hemos constatado en un reciente informe”.

De hecho, en tan solo dos años, el escenario de adopción de Cloud ha cambiado drásticamente. En 2019, de forma global, un 29% de empresas utilizaba una sola nube, pública o privada, mientras que este año nos encontramos con tan sólo un 3%, lo que manifiesta una clara tendencia hacia la multinube, por lo que “además de una mayor adopción de este modelo —prosigue Mónica Cernuda—, creemos que 2022 será un año en el que también seguiremos viendo retos importantes, como el que plantea la ciberseguridad o las nuevas regulaciones europeas”.

Por lo que se puede colegir, como reconoce Jaime Gutiérrez de Mesa, director de Hybrid IT de Ibermática, “en 2022, coincidiendo con la apertura anunciada de las regiones de España en los principales hiperescalares, el escenario es el de un impulso importante de los servicios de nube pública. Si bien hoy en día la realidad es que no existen barreras legales ni tecnológicas para desplegar servicios sobre nube pública, todavía hay reticencias al no disponer de zonas de operación en España, y esa limitación termina en 2022. Además el mercado ya se encuentra en un punto maduro para comenzar los procesos de migración de las aplicaciones corporativas a entornos de nube, para lo cual es necesario acometer en muchos casos su refactorización, o al menos una parte de ellas. Por todo este motivo, los servicios en nube publica experimentarán una aceleración el próximo 2022.

 

¿Es hora del Cloud nativo?

Como parte de la transición hacia la nube que están viviendo muchas empresas, la opción de Cloud nativo se presenta como una oportunidad para incrementar el rendimiento, la flexibilidad, la innovación y, en definitiva, poder gestionar de una manera más sencilla sus aplicaciones. No obstante, depende de las necesidades y la casuística de cada empresa. “Para algunas es más fácil empezar de cero, que mejorar las aplicaciones que ya tenían. En este caso, es una buena oportunidad para ofrecer innovación a sus usuarios”, admite Mónica Cernuda. 

En opinión de esta especialista de IBM, el Cloud nativo juega un papel relevante en entornos de TI híbridos. “Hacer que las aplicaciones nativas sean seguras, escalables y resistentes, es cada vez más demandado debido al escenario al que nos ha llevado la pandemia”, apostilla. Sin embargo, estos modelos hacia Cloud no serán los únicos, cree Cernuda, pues van a convivir con escenarios donde los clientes también llevaran a cabo importantes modernizaciones de sus aplicaciones en busca de los beneficios que ofrece el Cloud: eficiencia, time to market, agilidad, innovación, automatización en la gestión por el proveedor Cloud, seguridad...

Ello da pie a Jaime Gutiérrez de Mesa a exponer que en 2022 experimentaremos un crecimiento y un lanzamiento de las iniciativas de conversión de las aplicaciones corporativas para su correcto funcionamiento en nube pública. “No todas las aplicaciones actuales son susceptibles de ejecutarse en nube pública, puesto que no se diseñaron para ello y no son capaces de aprovechar las ventajas que ofrece la nube. Para que puedan hacerlo es fundamental refactorizarlas, para lo que hay que realizar auditorías en profundidad e identificar los cambios”, en su opinión.  

No en vano, si algo tiene claro Juan Sanz, Enterprise & Cloud director MCR, es que estamos asistiendo al nacimiento de una nueva generación de infraestructuras de microservicios y contenedores que ha derivado lo que ahora llamamos Cloud nativo, y que presenta una de las ratios de adopción más rápidas que se recuerdan. “El reto es que estas infraestructuras son bastante diferentes de los sistemas tradicionales, pero al mismo tiempo vemos un gran esfuerzo por parte de los fabricantes por transformar sus soluciones para cubrir estor nuevos entornos”, según cree.

Puede leer aquí el resto del reportaje.

 



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