Histórico

Unidades grabadoras CD-RW

Una herramienta imprescindible

En el camino evolutivo seguido por la tecnología informática, se han desarrollado una serie de dispositivos que, con el paso del tiempo, se han convertido en instrumentos imprescindibles para un gran número de usuarios que hoy se muestran totalmente dependientes de esta revolucionaria tecnología. Uno de estos instrumentos son, sin duda, las grabadoras de CD-RW las cuales, gracias a sus múltiples aplicaciones, se han convertido en un elemento de ineludible presencia en cualquier instalación informática, tanto en el ámbito doméstico como en el profesional.

Hace tan sólo unos años la presencia de unidades grabadoras de CD-RW en cualquier equipo informático era algo muy poco común. No hay que olvidar que hace tan sólo dos décadas, y de la mano de Philips y Sony, se presentaron las primeras especificaciones del primer soporte óptico para uso informático. Este no era otro que el CD-ROM y sus definiciones quedaron reflejadas en el conocido “libro amarillo”. Este paso introdujo el clásico soporte óptico conocido como Compact Disc (CD-DA), hasta ese momento dedicado en exclusividad a la reproducción de audio, en la vorágine mercantil de la industria informática. No en vano, las posibilidades que el CD-ROM ofrecía para el almacenamiento e intercambio de información entre equipos informáticos se multiplicaban con respecto a los métodos hasta entonces utilizados. Un poderoso argumento que se sumaba además al impulso que este nuevo formato suponía para el desarrollo de las capacidades multimedia en los ordenadores personales, impulsando la comercialización masiva de unidades lectoras de este soporte digital.
Por otro lado, hubo que esperar algunos años más, concretamente hasta 1995, para que ya en la tercera parte de su “libro naranja”, estos mismos fabricantes sentaran las bases que dictan la estructura y funcionamiento de los CD-RW, comenzando entonces la paulatina introducción en los equipos informáticos de unidades grabadoras sobre este soporte. A pesar de que existió también un paso intermedio, el CD-R, la existencia de este tipo de unidades fue bastante efímera. Las especificaciones de este formato, dictadas tan sólo un año antes en la segunda parte del “libro naranja”, establecían las directrices para la composición de este soporte, el cual podía ser grabado una sola vez. La aparición del CD-RW, que permitía ser grabado un número de veces ilimitado, además de la capacidad de las nuevas unidades para grabar sobre ambos tipos de soporte terminaron por hacer desaparecer las unidades CD-R en un corto espacio de tiempo.
Aún así, la expansión de las unidades CD-RW se produjo lentamente, debido sobre todo al elevado precio que tanto éstas como los discos ópticos regrabables contaban en un principio, aunque éste es un factor que se da en la práctica totalidad de los dispositivos informáticos de nueva aparición. Sin embargo, en la actualidad estos precios se han visto reducidos drásticamente, situándolas al alcance de los usuarios más modestos y alentando así la proliferación de las unidades CD-RW en todo tipo de entornos. De hecho, hoy es común encontrar equipos informáticos nuevos en los que se integra de serie una de estas unidades grabadoras de CD-RW.

Un sinfín de ventajas
Desde su exitosa aparición, han sido múltiples los factores que han propiciado la total integración de los discos ópticos en el ámbito informático. De hecho, sus excelentes cualidades han supuesto un gran salto, tanto cualitativo como cuantitativo, con respecto a los sistemas magnéticos utilizados anteriormente. No en vano, las ventajas ofrecidas por este formato de almacenamiento extraíble logran satisfacer convenientemente las necesidades de la mayoría de usuarios, debido a que en él se congregan altas tasas de compatibilidad, fiabilidad, capacidad de almacenamiento y velocidad de transferencia, todo ello por un precio más que razonable. El detallado análisis de cada una de estas cualidades nos ofrece una idea más exacta de los motivos que han impulsado a este sistema de almacenamiento óptico a adquirir el protagonismo que tan merecidamente ha conquistado.

Capacidad de almacenamiento. Cuantitativamente, uno de los aspectos a destacar de los discos CD-RW es su capacidad de almacenamiento, la cual ya desde la aparición de este formato superaba con amplitud la ofrecida por los disquetes de 3,5 pulgadas. En este sentido, la capacidad de almacenamiento disponible en cada disco se ha visto ampliamente superada, pasando de los 1,44 MB. ofrecidos por el disquete a los 700 MB. de los últimos CD-RW. En la práctica, el beneficio para el usuario es claramente tangible: de poder almacenar únicamente un pequeño número de archivos de reducido tamaño a guardar aplicaciones completas o archivos multimedia de gran tamaño. Además, bajo estas condiciones de trabajo, las posibilidades de este formato se multiplican enormemente. Hoy en día, cualquier usuario puede almacenar en un sólo CD su álbum de fotos familiar, bibliotecas musicales e incluso sus vídeos personales en formato digital y con calidad DVD. En cuanto a los usuarios profesionales, se ven además favorecidos por diversas aplicaciones referentes a la seguridad de los sistemas, como por ejemplo, la creación de copias de seguridad de cualquier archivo o base de datos, con la única limitación de la capacidad del disco, o la creación de discos de arranque, impidiendo así el acceso al sistema de personal no autorizado.

Velocidad de transferencia. Otro de los valores cuantificables de los discos ópticos es el que hace referencia a la velocidad en la transferencia de datos ofrecida. Ya desde un principio, la velocidad de salida que ofrecían las primeras unidades de CD-ROM se situaba en los 150 KB/s. (Kilobytes por segundo), tasa que superaba ampliamente la ofrecida por los tradicionales disquetes. Pero, además, esta velocidad de transferencia se ha multiplicado paulatinamente, hasta alcanzar unos valores inimaginables en los comienzos de esta tecnología.
Por lo general, la velocidad alcanzada por una unidad lectora de CD-ROM se indica mediante un factor de multiplicación que toma como base la velocidad inicial de 150 KB/s., seguida de una “x”. Así, la velocidad alcanzada por las unidades más modernas es de 52x, es decir, que alcanzan una velocidad de transferencia de 7.800 KB/s. (150 KB x 52). No obstante, hay que señalar que ésta es la velocidad de pico máxima que sólo puede ser alcanzada bajo determinadas condiciones y que es la tasa de transferencia sostenida, generalmente más reducida, la que ofrece un valor más fiable de la capacidad de transferencia de datos conseguida por la unidad.

Velocidad de grabación de datos. Las cifras ofrecidas anteriormente se refieren a la lectura de los datos escritos sobre el soporte óptico. Sin embargo, con la aparición de los discos CD-R y CD-RW además de las correspondientes unidades diseñadas para la grabación de datos sobre estos formatos, también es necesario tener en cuenta, a la hora de evaluar cualquier unidad de este tipo, las velocidades de escritura soportadas. Éstas se indican mediante el mismo factor multiplicador que se utiliza para evaluar las capacidades de lectura y suelen ser más reducidas que estas últimas.
En la unidades grabadoras de CD-RW analizadas en la presente comparativa, la velocidad de grabación sobre soportes C

Revista Digital

Revistas Digitales

DealerWorld Digital

 



Otros Contenidos

Registro:

Eventos: