Sacos cargados de ilusión
¿Por qué? Muy sencillo. El final de 2002 será recordado, esperemos, como el período que nos permitió respirar tras las vacas flacas, mientras esperábamos la llegada de las vacas gordas. ¿Ha terminado la crisis? Posiblemente, todos coincidiremos en que no, pero algunas señales nos permiten ver que el final de esta pesadilla está más cerca que hace unos meses.
Por este motivo, necesitamos ilusión para que estas señales leves nos permitan convencernos de que llegan tiempos mejores, aunque, según las consultoras y lo que podríamos llamar la voz de la experiencia, todavía nos falten algunos meses de convalecencia. Necesitamos ilusión para acometer los proyectos con el entusiasmo necesario para que salgan bien. Necesitamos ilusión porque arranca un nuevo año que podrá ser el de la consolidación definitiva del mercado. Necesitamos ilusión para alcanzar las cifras de negocio que, tras unos malos trimestres, todos nos hemos puesto como objetivo con el fin de volver a sonreír. En definitiva, necesitamos ilusión porque, como se suele decir, de ilusión también se vive.
Pero nos hace falta más. Nos hace falta, como ya les hemos dicho muchas otras veces, reforzar esta ilusión con trabajo, profesionalidad, visión de futuro y, sobre todo, buenos productos, y todo eso, no nos engañemos, no nos lo pueden traer los Reyes Magos.
Por tanto, pidámosles a Sus Majestades lo que ellos nos pueden traer y aportemos al cóctel nosotros el resto. Y después, a mirar la evolución del mercado en espera de buenas noticias.
Ánimo, y ¡feliz 2003!