Histórico

Los pilares técnicos de la impresión de tinta

Impresoras de inyección de tinta

La introducción de la informática ha revolucionado todos los procesos industriales, pero muy especialmente los del mundo de la información. La conversión de todo tipo de formatos, tanto gráficos como de texto, a datos digitales y su posterior proceso o transmisión binaria han convertido esta época en la era de la información digital. Hasta hace poco tiempo el tratamiento de la información se basaba en procesos químicos, ópticos, mecánicos o artísticos. En cambio, hoy todo ha cambiado radicalmente, volviéndose más asequible y maleable a los intereses de los usuarios. Las impresoras de inyección de tinta son un claro ejemplo de este nuevo universo de posibilidades.

Es bastante obvio, la popularización de las impresoras de inyección de tinta radica en su menor precio frente a otras soluciones más avanzadas tecnológicamente hablando. Esta tecnología se caracteriza por tener una sencilla mecánica, bajo coste de fabricación y un mínimo, por no decir nulo, nivel de mantenimiento, a excepción de los cartuchos de tinta. Estas importantes ventajas, unidas a la elevada versatilidad que ofrecen a los usuarios domésticos al ser capaces de imprimir documentos en color, con alta calidad y aceptable velocidad, son cualidades difíciles de superar. Por si todo esto no fuera suficiente, la extensa variedad de modelos y de fabricantes conlleva a una dura competencia de la cual el usuario final es el más beneficiado por la continuada reducción de precios y aumento de prestaciones, dentro de ciertos márgenes.
Esta tecnología lleva muchos años ofreciendo grandes resultados y se encuentra en el punto más álgido de su evolución: tintas especiales de secado rápido, cabezales de impresión más precisos, potentes controladores para el tratamiento y gestión del color, reducción de tamaño de gota, o altas velocidades de impresión, son algunas mejoras que progresivamente se han ido introduciendo en cada nuevo modelo que sale al mercado.
Las impresoras más económicas dentro de este sector tienen un precio de venta al público que ronda los 80 euros, siendo asequibles a la mayoría de los bolsillos domésticos. Pero, lamentablemente, nada es perfecto y, el único pero importante inconveniente que ofrece esta tecnología se encuentra en el importe de los cartuchos de tinta y, consecuentemente, el coste por hoja impresa resulta ser muy superior al de otras tecnologías.
En definitiva, las impresoras de inyección de tinta en color cubren buena parte de las necesidades de los usuarios domésticos. Su creciente versatilidad, viene dada por la utilización de soportes de todo tipo y tintas especiales, que permiten un amplio campo de actuación recomendando su utilización en los típicos trabajos del sufrido estudiante como para el aficionado a la fotografía.

Los secretos técnicos de la impresión a tinta
En líneas generales, las impresoras de inyección de tinta consiguen plasmar los datos digitales en imágenes y signos sobre el papel, gracias a la perfecta combinación de numerosas tecnologías y sistemas. Más concretamente, el funcionamiento de estos populares periféricos está basado en la producción de imperceptibles gotas de tinta que son lanzadas sobre el papel por medio de múltiples inyectores o toberas de minúsculo tamaño, si bien existen diferentes procedimientos para conseguir que la tinta almacenada en pequeños depósitos, que contienen una determinada cantidad de cada uno de los colores primarios, llegue hasta el papel en su justa medida. Sin entrar en demasiados pormenores técnicos, existen básicamente dos técnicas, destinadas a realizar esta labor de una forma precisa y rápida, y que se conocen generalmente por tecnología térmica y piezoeléctrica. Así, por ejemplo, las impresoras que utilizan un sistema térmico, disponen de un cabezal que genera una burbuja de vapor, la cual impulsa la tinta, haciéndola pasar a través de un pequeño orificio produciendo la salida de las gotas de tinta. Por el contrario, la tecnología piezoeléctrica se basa en un elemento capaz de producir vibraciones al ser sometido a una tensión eléctrica. Estas vibraciones, impulsos, bombean la tinta a través de los inyectores, lanzando la tinta sobre el papel.
Como cabe suponer, en ambos métodos no existe un único inyector, sino que se emplea un número variable, según marcas y modelos. Hay que tener en cuenta que cuando se trata de un cabezal en color estos inyectores se reparten entre los colores disponibles.
Aparte de las propiedades esenciales de cada una de estas dos tecnologías, cada fabricante incluye algunas características exclusivas en sus impresoras, consiguiendo mejorar, en mayor o menor medida, las posibilidades propias de cada una de ellas. Por lo general, estas otras técnicas añadidas buscan obtener diversas mejoras en el funcionamiento global del dispositivo para lograr mayor cotas de prestaciones, tanto en velocidad como en la calidad de impresión.

Calidad de impresión, ¿gato por liebre?
A los ojos de los no entendidos, usuarios domésticos en su inmensa mayoría, los responsables del marketing suelen hacer prevaler su astucia creativa a la hora de destacar ciertos aspectos beneficiosos de un determinado producto, al tiempo que enmascaran aquellos otros que no resultan tan favorables. En este sentido, y cuando se trata de comparar las prestaciones en materia de definición y nitidez de impresión entre distintas impresoras, el parámetro al que siempre se recurre es el que se conoce por resolución de impresión. Es más, los fabricantes llevan años marcando diferencias entre unos y otros ofreciendo un valor de resolución mayor que el de su directo rival. Sin embargo, tomar esta medida como única pauta de referencia de la calidad de impresión que una impresora puede lograr, claramente, un concepto erróneo. A pesar de ello, nos encontramos como muchos fabricantes, distribuidores y clientes siguen utilizando como característica más destacada de una impresora el valor numérico que expresa la resolución de impresión.
Tampoco hay que restarle el valor que se merece, pero aún siendo un factor importante, la resolución no delimita por sí sola la calidad de impresión real de una impresora de inyección de tinta, ya que, quedan fuera de esta característica otros aspectos secundarios, no faltos de su relativa importancia, como son el tamaño del punto, la posición del punto, la capacidad de producir diferentes sombreados o el número de colores disponibles para la salida impresa. A la postre, todos estos factores configuran, en mayor o menor medida, en la calidad de la impresión y la combinación de varias tecnologías, exclusivas de cada fabricante, son las que finalmente establecen la verdadera calidad de impresión.
Entrando en mayores detalles, no hay que confundir las gotas que producen los inyectores con los puntos que aparecen en el papel y que determinan la resolución en puntos por pulgada (ppp). Para empezar, cada uno de estos puntos está formado por varias gotas, de modo que normalmente son combinación de varios colores, los básicos y sus combinaciones. Además, para aumentar el número de posibles combinaciones cromáticas hay fabricantes que incorporan cartuchos adicionales con los que obtener una mayor gama de colores, generalmente, tintas magenta y cian más claras, y una tinta negra m

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