Histórico

En busca del robot ideal

Aunque los robots no son algo nuevo en las fábricas, tener uno como mejor amigo o como animal doméstico es de lo más común en exitosas películas de Hollywood. Sin embargo, en Japón esto ha pasado a ser una realidad en los últimos años.

Aibo, de Sony, un robot con aspecto de perro doméstico, ha estado caminando alrededor del parque durante dos años. Ashimo, de Honda Motor, es un robot con aspecto humano que camina como una persona de verdad, y es posible verle bailar con una chica en un anuncio de la propia compañía. Mientras los fabricantes exponen sus progresos es ferias como Robodex, la primera exposición mundial de robots para el entretenimiento que tuvo lugar en Japón a finales del pasado año, y el Festival Internacional de Juegos de Robots que comenzó el pasado mes de julio y que continuará hasta noviembre, los asiáticos esperan con impaciencia el nacimiento de Astroboy, el famoso personaje del cómic que se convertirá en robot en 2003.

Los robots no invaden las vidas humanas
Es cierto que vivimos en un sistema social en el que estos primeros robots y los seres humanos viven juntos. Esta convivencia se puede ver en áreas como la médica, donde un osito de peluche robot controla la salud de sus ancianos pacientes hablando con ellos diariamente, así como en la industria del entretenimiento, donde un robot aparece en el vídeo musical bailando con una celebridad. Pero para Shigeki Sugano, profesor de ingeniería industrial en la universidad de Waseda, en Tokio, “el desarrollo de la verdadera inteligencia artificial está lejos de la realidad. Hay una gran diferencia entre un verdadero robot con aspecto de persona con inteligencia artificial, y robots como Aibo”.
Los actuales robots, que deben asistir a los seres humanos y entretenerlos, están programados por ingenieros que los han diseñado para que hagan lo que ellos desean. Distinto de los robots industriales, que necesitan ser prácticos y comunicativos, así que “tecnologías similares”, según Sugano, “se utilizan para hacer que parezca que tienen emociones y movimientos parecidos a los del género humano”. Un robot con “tecnologías similares” es un dispositivo programado para que finja vivir y comunicarse, pero un robot con inteligencia artificial estará programado para tener instinto, que eventualmente conducirá según su propia voluntad y aprendiendo de la experiencia.
Los ingenieros de Honda Motor esperan que Ashimo coexista en un ambiente familiar. Con una altura de 1,20 metros y un peso de 43 kilos, en este robot con aspecto humano la compañía se ha concentrado para desarrollar su movilidad y hacerle caminar con sus dos pies y agregarle funciones de habla. Además, la compañía tiene intención de poner a Ashimo en un salón de muestras de coches para entretener a sus clientes o bien alquilarlo a otras compañías para que realice funciones similares. Sin embargo, sus dimensiones hacen que este robot sea importante para el trabajo, según manifiesta un portavoz de la compañía, ya que mira y se mueve como un ser humano, tiene un gran potencial para sustituir a los trabajadores en ambientes que pueden ser peligrosos.
Por su parte, el Aibo de Sony aprende de su dueño ya que cada Aibo se comporta únicamente dependiendo de cómo lo trata su propietario, la persona con la que convive. Sin embargo, Sugano precisa que “aunque la idea de un perro robot fascina a la gente, nunca se puede esperar a que se comporte como el verdadero animal doméstico”.
Este grupo de investigación también está desarrollando el robot Wendy utilizando “tecnologías parecidas”. Wendy no está diseñada para parecerse a un ser humano sino que está programado para comportarse como uno y responder a la voz humana. Este robot está diseñado para ayudar a los trabajadores que ayudan a los ancianos y los discapacitados. Pero el desarrollo de los primeros robots como Wendy y Aibo podría jugar un papel muy útil en la sociedad y una excusa para que los ingenieros desarrollen lo que su imaginación les dicte. “Intentando hacer copias de nosotros mismos, podemos descubrir quiénes somos”, explica Sugano.
Pero según Sugano, “no hay nada más complicado que los seres humanos. Ningún ordenador puede competir con nosotros”.

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