Histórico

El PC y todos sus complementos

La llegada del PC, tanto a los distintos entornos corporativos como al panorama del usuario doméstico, no supuso sólo el inicio de la revolución informática, sino que también propició la aparición y progresiva expansión de una importante industria subsidiaria, la de los periféricos y programas de aplicaciones para el ordenador.

Desde su aparición hasta nuestros días, ya entrado el siglo XXI, el PC, tal y como hoy lo conocemos, ha ido sufriendo una profunda evolución hasta convertirse en esa imprescindible herramienta que muchos utilizamos a diario en nuestro lugar de trabajo y que otros aprovechan para su entretenimiento personal. Tanto unos como otros, además del propio ordenador, hacen un frecuente y masivo uso de una serie de elementos complementarios con los que extraer el máximo partido al tremendo potencial que encierran las últimas generaciones de ordenadores personales. Asimismo, todos y cada uno de los recursos puestos a disposición en un sistema informático precisan de las correspondientes herramientas de software, con las cuales dar una efectiva y productiva utilidad a dichos recursos de hardware.

Un universo de posibilidades
Aunque hoy nos parezcan los elementos más normales y habituales, los primeros PC, además de acusar una falta de prestaciones, carecían de todo lujo. Es decir, ofrecían CPU, monitor monocromo y rudimentario teclado, ni tan siquiera existían las unidades de disco. Progresivamente, y según iba creciendo la potencia y posibilidades de los ordenadores personales, fueron apareciendo los primeros periféricos básicos, como las impresoras matriciales, los primeros dispositivos de back-up y, cómo no, el tan socorrido ratón.
No obstante, la revolución multimedia protagonizada por el binomio Intel/Microsoft, y abanderada por el popular sistema operativo Windows 95 y las instrucciones MMX, supuso el espaldarazo definitivo dentro del negocio de los periféricos. Desde entonces hasta ahora, la proliferación de periféricos para el ordenador personal, tanto internos como externos, ha experimentado un crecimiento exponencial en su diversificación e implantación, y muy especialmente en el entorno de SoHo. Por ejemplo, hoy no se concibe que un usuario que compre un nuevo ordenador, éste no incorpore, al menos, una potente tarjeta gráfica, una tarjeta de sonido con efecto envolvente, y una unidad de CD/DVD-ROM, así como, una impresora, un módem, un ratón y un par de altavoces. No contento con estos complementos, al cabo de pocos meses, o cada vez que el calendario señale una fecha de especial significación, no será extraño que nuestro ordenador acoja en su seno otra larga serie de dispositivos auxiliares, entre los que podríamos citar el escáner, la regrabadora o la tarjeta sintonizadora de TV.
Por su parte, las diversas aplicaciones de software destinadas a sacar el máximo jugo a estos periféricos han ido evolucionando en la misma dirección, dando así el necesario soporte lógico a las nuevas y mejores capacidades de cada uno de los diferentes dispositivos.
En definitiva, todo un próspero y fructífero negocio, que en muchas ocasiones supera la inversión inicial realizada para la adquisición del ordenador base.

Una industria en constante evolución
Con el objeto de aumentar la versatilidad de actuación del PC y poder sacar buena parte de la magia que encierra todo sistema informático, la industria informática ha creado una interminable lista de periféricos con los que complementar a la perfección todo ordenador, según las distintas necesidades a cubrir.
No obstante, los constantes cambios tecnológicos que surgen en el cada vez más complejo mundo de la informática, afectan significativamente a todos y cada uno de los elementos que conforman todo ordenador. Y los periféricos no son una excepción.
Tanto es así que, a pesar de existir prácticamente un periférico distinto para cada necesidad, estos no dejan de evolucionar al mismo ritmo que lo hacen los PC. Bien es cierto que, en ocasiones, algunos periféricos con algunos años a sus espaldas pueden resultar perfectamente válidos y funcionales aunque poco productivos, pero, tarde o temprano, hay que llevar a cabo una necesaria renovación de algunos de nuestros periféricos para poder estar a la altura de las circunstancias y de las exigencias que demandan las tendencias más vanguardistas. De hecho, ¿de qué serviría contar con una tarjeta gráfica de ultimísima generación equipada con el todopoderoso motor gráfico GeForce3 si la industria de los monitores no hubiese evolucionado, ni lo más mínimo, desde la aparición de las primeras pantallas en blanco y negro?
Por otra parte, si todo el mundo parece comprender la necesidad de adquirir un bien para poder disfrutar o aprovecharse de su uso, este concepto no se aplica con el suficiente rigor ético y penal, cuando se refiere a las aplicaciones de software. Sin duda alguna, la piratería informática está dañando profundamente la rentabilidad y subsistencia de muchas empresas dedicadas al desarrollo de estas imprescindibles herramientas. Para remediar en parte esta lacra, una de las soluciones más acertadas pasa por incorporar en el periférico o equipo informático gran parte de las herramientas que vaya a necesitar para su óptima explotación. De este modo, se evita que el usuario o cliente “se busque la vida” para conseguir ese indispensable software, cuestión que, una vez solventada, beneficia significativamente a todos, desde los fabricantes hasta los usuarios, pasando, cómo no, por el canal de distribución. Además, en muchas ocasiones supone un valor añadido a determinado producto que le revaloriza sobre el resto de sus rivales.

Monitores, la ventana digital
Por obligada necesidad, los monitores no suelen ser tratados como tales periféricos, ya que su presencia se hace prácticamente imprescindible y, por tanto, se les considera un miembro más de todo ordenador. Nuestra particular opinión es totalmente contraria a esta idea, ya que desde el nacimiento del PC, el monitor ha sido el primer y principal periférico, mostrándose como el inseparable compañero de fatigas de éste.
Por otra parte, su misión, pese a ser rutinaria no deja de tener la máxima importancia. Básicamente, y a la vista está, el monitor es la principal interfaz de comunicación entre el ordenador y el usuario permitiendo, a través de la ventana gráfica que representa, el perfecto entendimiento entre el usuario y las diferentes interfaces gráficas que utilizan las herramientas de software.
Por fortuna, hace ya bastantes años que desaparecieron de nuestros escritorios aquellos monitores monocromo que castigaba sin ningún miramiento los ojos de los pioneros de la informática. En verdad, por aquel entonces no se necesitaba mucho. Bueno sí, un buen filtro antirradiaciones. Hoy, en cambio las cosas son muy distintas, el tremendo potencial grafico del que hace gala cualquier ordenador relativamente moderno, obliga a la incorporación de un monitor de calidad y tamaño suficiente para disfrutar con todo lujo de detalles del universo visual y multimedia.
En este sentido, el mercado de los monitores para PC se centra principalmente en los monitores con tecnología CRT de 15, 17 y 19 pulgadas, aunque hay opciones y necesidades para todos los gustos. Características como una pantalla plana y libre de reflejos, el soporte de una

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