Histórico

Cerrar un nuevo año como se merece

Hace un año, junto con las discusiones sobre si se iniciaba el siglo o no, el mundo de la distribución, en particular, y el de la informática y las telecomunicaciones, en general, se preparaba ante la inminente llegada del año 2000 y su temible Efecto. Algunos se mostraban tranquilos y otros alarmados; algunos optimistas pero los más, pesimistas; algunos alentaban frente a muchos que reprochaban; pero nadie se atrevía a descruzar los dedos por lo que pudiera pasar, porque pese a todos los esfuerzos previos, todos nos conocemos.
Ahora, unos 366 días y muchos esfuerzos después, y con la confianza que nos han dado estos doce meses, nos preparamos, una vez más, para adentrarnos en la campaña de Navidad, esa especie de El Dorado del mundo de la informática que servirá para que el año 2000, como ha ocurrido con muchos de sus precedentes, se despida por la puerta grande, con unas ventas que a todos ayuden a tener un buen año, magnífico en algunos casos, o simplemente normal en otros.
Y es que este año que concluirá en breve no ha sido tan temible como se esperaba, si bien tampoco ha sido como para tirar cohetes. Según las últimas cifras ofrecidas por las consultoras, el tercer trimestre del año fue bueno, mejoró los datos del mismo período del año anterior, pero sólo sirvió para prepararnos ante lo que queda por llegar. De crecimiento lento podríamos calificar los datos en Europa, si bien las cifras españolas, en lo que a porcentajes se refiere, han estado por encima.
Los más de 313.000 ordenadores vendidos en nuestro país en esos tres meses del año que comprenden nuestro caluroso verano, nos permiten ser optimistas frente a lo que nos depara este, por el momento, lluvioso y frío invierno. Y esta confianza nos la da el hecho de que la campaña navideña siempre ha concentrado las mejores cifras del año.
En esta ocasión, y como explicamos en nuestras páginas de En Profundidad, los procesadores que se sitúan alrededor de la, hasta hace poco emblemática, barrera de los 1.000 MHz serán los reyes, pero, por suerte para todos, no se venderán solos, sino que irán acompañados de un gran número de productos que ahora esperan ansiosos en sus estantes el momento de la venta.
Así que, en las puertas del último año en que las viejas y queridas pesetas nos permitirán comprar ordenadores, preparémonos para rematar este 2000 con el entusiasmo con que su temible fama previa no nos permitió recibirlo.

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