La Policía detiene al autor de un nuevo y pionero procedimiento de piratería on-line

Un técnico de sistemas informáticos madrileño de 24 años vendía programas y películas piratas a través de un sistema desconocido en toda Europa hasta la fecha.

El negocio de un técnico de sistemas informáticos de 24 años, que vendía películas programadas, juegos y software “piratas” desde su servidor FTP, tocaba a su fin cuando agentes del Cuerpo Nacional de Policía le detenían en la madrileña localidad de Coslada en lo que se considera como la primera actuación de la Policía en Europa en este género.
La novedad de este método consistía en el pago de una cuota (100 € al mes) por la que el arrestado permitía la descarga de las últimas novedades en cine y las últimas versiones de los juegos y programas más cotizados en el mercado.
Los agentes de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta se han incautado de cerca de 4.000 CD tras el registro del domicilio de F.E.I. En ellos había copias ilegales de programas de ordenador, música en formato MP3 y CDA, películas pirateadas en formato DivX, y juegos. Además, el arrestado contaba también en su domicilio con tres CPU, varios periféricos y abundante documentación.
Cabe señalar que este técnico de sistemas llevaba, según los datos hechos públicos por la Policía, más de cinco años intercambiando material pirata. Sin embargo, su sistema (que funcionaba a través de Internet) llevaba operativo unos cinco meses. F.E.I. también ha reconocido a la Policía que ha vendido CD a aquellas personas que se lo solicitaban por mensajes de correo electrónico y cuyo coste era abonado contra reembolso.

Pionero en su sistema y en su detención
Cabe señalar que es la primera actuación policial en Europa de su género, que ha permitido descubrir y anular los efectos negativos para la propiedad intelectual e industrial de este novedoso procedimiento de comercialización de este material pirata.
Cabe señalar que para captar clientes se empleaban los canales IRC y los programas de mensajería instantánea.
Gracias a sus conocimientos y contactos, F.E.I. había conseguido reunir un menú de más de 80 GB para ponerlo a la disposición de sus clientes virtuales. A este material, que se venía renovando constantemente, se accedía con sencillos programas clientes de FTP, que se configuraban con un nombre de usuario y una contraseña que facilitaba el detenido una vez comprobado que el ingreso había sido efectuado.
Además, había diseñado un ingenioso procedimiento que permitía camuflar el origen virtual de su conexión, apareciendo de cara al cliente como si la máquina en la que tenía alojado todo esa ingente cantidad de imágenes se encontrara fuera de España.


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