Histórico

Un vistazo sobre las aplicaciones reales de la tecnología inalámbrica

A finales de 2002, siete empresas de cada 10 ya habían adoptado algún tipo de tecnología inalámbrica según IDC

Sobre tecnología inalámbrica se ha escrito mucho, se ha especulado y se ha prometido “el oro y el moro”. En muchas ocasiones ya resulta difícil definir si nos encontramos ante propósitos o realidades, si hablamos sobre tecnologías que están ya en el mercado o de prototipos en fase de experimentación. En este artículo intentaremos resumir de qué trata esta tecnología y dónde y para qué ha sido implantada. Se trata de buscar aplicaciones reales a la tecnología de la que se ha venido teorizando en los últimos tiempos.

El despliegue e importancia de la tecnología inalámbrica ya es un hecho. Lo que en principio se pensó como una forma de ahorrar costes en el entorno empresarial, al no tener que incidir en gastos de cableado, se ha extendido a otras esferas de manera vertiginosa. Así, el segundo objetivo de la tecnología Wi-Fi fue entrar en el entorno doméstico y prueba de ello es que en los últimos tiempos se presentan muchos y diferentes hogares “inteligentes” que, lógicamente, no pueden estar atados por los cables.
Pero al margen del cambio del propio entorno de desarrollo físico de la tecnología, lo cierto es que en los últimos tiempos se ha dado un importante cambio de mentalidad. Hechos tan relevantes como la reciente Guerra contra Irak han contribuido a seguir replanteando y priorizando este tipo de tecnología por todas las ventajas que aportará.
Pero, además de todos estos usos un tanto minoritarios, los sistemas Wi-Fi se empiezan a ver como herramientas muy útiles para distintos entornos como pueden ser la educación o la sanidad, un uso que beneficiará a la mayor parte de la población. Y es que todo parece apuntar a que la tecnología inalámbrica tiene un potencial que apenas vislumbramos por el momento.

Mil usos, mil caras
Desde los escaparates de las tiendas de militares a las tiendas de ropa, la tecnología inalámbrica ahora se presenta de una manera mucho más cercana a nuestra sociedad, especialmente en EE.UU. Sin lugar a dudas, esta tecnología ha recorrido un largo camino desde los típicos lectores de códigos de barras con soportes inalámbricos, hasta las comunicaciones en redes WLAN de hoy en día. Un ejemplo de la complejidad que ha adquirido y, a la vez, lo desapercibido que nos pasa es que, muchos de los soportes de la etiquetas en tiendas de ropas emiten unas señales inalámbricas que permiten registrar los cambios o el deterioro en la prenda. En esta misma línea, los estudiantes ya pueden buscar libros desde la cafetería en lugar de tener que hacerlo en la propia biblioteca. Mientras, los fabricantes y distribuidores ahorrarán cientos de viajes a los lugares en los que tienen sus productos instalados, ya que estos tienen la capacidad de emitir señales sobre su estado que son recibidas en sus propias oficinas.
Los datos hablan por sí solos. A finales de 2002, 7 empresas de cada 10 ya habían adoptado algún tipo de tecnología inalámbrica, según el estudio realizado sobre 1.251 compañías canadienses y estadounidenses de IDC.
“Cada vez, este tipo de tecnología se muestra más cercana a la gente de la calle, en términos generales”, aseguró Ken Dulaney, analista de Gartner. “Estamos siendo testigos de este aumento de capacidades. Además, poco a poco, la gente empieza a conocer qué puede esperar de ésta, en qué dirección se está trabajando y qué le va a aportar”.
Pero hay muchos más datos que nos hacen ser optimistas con sus posibilidades de aplicación. Así, el incremento de hardware inalámbrico movió 2.200 millones de dólares en 2002 y se espera que alcance los 3.900 millones de dólares en 2006, según un estudio realizado por In-Stat/MDR. Las unidades vendidas se dispararán desde 18 millones a 75 millones en 2006, lo que también indica que el precio de este tipo de soluciones seguirá cayendo.

Una finalidad educativa
Tres años atrás, la Universidad Carnegie Mellon fue reconocida internacionalmente como el centro educativo “más inalámbrico”, ya que permitía el acceso inalámbrico a Internet en más de 30 edificios que formaban parte del propio centro.
Hoy en día, y más de cinco años después de que esta universidad instalara la primera red WLAN, los administradores de este organismo ya están buscando un nuevo estándar mejor y, sobre todo, más rápido para poder instalar unos 1.200 nuevos puntos de acceso para los más de 7.000 nuevos servicios que se reclaman.
Aunque en esto, como en casi todo, en el mundo de las Nuevas Tecnologías las diferencias entre los datos europeos y estadounidenses suelen ser sustanciales, sí podemos tomarlos como un referente de cómo se desarrollará el futuro de estas comunicaciones en nuestro continente. Así, el 87 por ciento de las escuelas de EE.UU. utiliza tecnología inalámbrica según IDC y el 90 por ciento cuenta con las redes necesarias para hacerlo.

Entorno financiero: cuando el tiempo es dinero
A pesar de que este segmento empresarial siempre se ha mostrado innovador y dispuesto a incorporar cualquier tipo de tecnología que le permitiera ahorrar tiempo y ganar dinero, tampoco aquí la tecnología inalámbrica se ha librado de los obstáculos.
El principal de ellos ha sido, como es previsible, todo lo relacionado con la seguridad, ya que muchas de las operaciones transportan información crítica o datos personales. Así, y aunque las capacidades y garantías de la tecnología inalámbrica siguen aumentando, las cuestiones de seguridad y confidencialidad siguen siendo el principal problema. “De todos modos, el nivel de seguridad es ya muy alto e incluso superan a la de la mayoría de los servicios financieros que se realizan sobre tecnología con cables”, aseguró Wai Sing Lee, un analista de Frost & Sullivan. “Antes de la aplicación de los estándares 802.11, los problemas de seguridad eran más complicados y representaban un gran problema para su desarrollo, pero ya no es así hoy en día”.
Los datos más positivos señalan que más de dos terceras partes de la industria de los servicios financieros utilizan hoy en día la tecnología inalámbrica y un 20 por ciento de estos, aproximadamente, está en los primeros estadios de adaptación, según los datos de la consultora IDC.

La industria de energía y química no se queda atrás
En contraste con el entorno anterior, son muchos de los ejecutivos de estos sectores los que tienden a ser conservadores por naturaleza y no suelen sentirse cómodos a la hora de innovar con las tecnologías de última generación. Sin embargo, algunos de ellos se “han lanzado” y han adquirido estos sistemas como una herramienta más de productividad de sus empleados. Ahora son muchos también los que están buscando ya alternativas para dar con sistemas más innovadores que les permitan mayor velocidad de transmisión de información.
Todo parece apuntar a que en un futuro próximo, los empleados utilizarán Pocket PC de última generación para informar de los posibles problemas y gestionar la reparación del equipo desde el mismo sitio donde se ha producido la incidencia. Este prototipo será utilizado de manera más global, según los analistas, a finales de este año.

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