Histórico

Servidores blade

Optimizar recursos, maximizar resultados

Ante la permanente necesidad de optimizar aspectos en el entramado informático de cualquier empresa tan prioritarios como la escalabilidad, la fiabilidad funcional y el espacio ocupado, y sobre todo, la administración y gestionabilidad, surge el concepto de servidores blade.

Las grandes empresas que requieren de la continua actualización de sus potentes sistemas informáticos se enfrentan a numerosos problemas relacionados con el aumento del consumo eléctrico, el espacio disponible, la utilización de sofisticados sistemas de refrigeración, la ubicación de los nuevos equipos y un largo etcétera. Tradicionalmente, hasta la llegada de los servidores blade, el método para incrementar la capacidad de procesamiento global del centro de datos consistía básicamente en agregar más servidores en rack o en torres, lo que suponía, entre otras consideraciones, ocupar más espacio, complicaciones con el cableado, aumento de las dificultades en la administración centralizada de los sistemas y un mayor consumo de recursos técnicos.
La reciente introducción de los servidores blade posibilita seguir mejorando las capacidades de procesamiento de los servidores corporativos con un diseño más eficiente en cuanto a costes y espacio, además de otras muchas más ventajas. Muy a grandes rasgos, la solución blade permite aumentar notablemente el número de servidores que se pueden instalar en un mismo chasis para incrementar significativamente el rendimiento general del sistema y, al mismo tiempo, la implementación de esta tecnología también contribuye a reducir el consumo eléctrico, simplificar el cableado y el mantenimiento.
Estos son los principios básicos en los que se fundamenta la arquitectura blade y que al final proporcionan una reducción del coste total.

La evolución de la especie
Cuando se trata de mantener en permanente funcionamiento el entramado informático de una organización, suele recurrirse a la utilización de unos ordenadores especiales conocidos como servidores que, además de ofrecer grandes capacidades de procesamiento, incorporan otra clase de elementos que elevan notoriamente su fiabilidad funcional y facilitan su gestión por personal especializado.
Desde los mismos albores de la informática, estos equipos profesionales han ido variando su fisonomía, tanto interna como externa, para adecuarse a las crecientes necesidades de las empresas. Así, desde la época de los mainframe, grandes ordenadores centrales, piedras angulares de los sistemas de información de aquellos tiempos, hasta nuestros días, donde se apuesta decididamente por un esquema telemático mucho más distribuido bajo el esquema cliente/servidor, los fabricantes han ido renovando su oferta de servidores en función de los tiempos y las exigencias de los distintos entornos de explotación.
Obviamente, la gama actual de servidores es bastante amplia, pero dentro del segmento relacionado con las grandes y medianas empresas los equipos que se pueden integrar en un bastidor (o armario) estándar, conocido en la jerga informática como rack, son los más demandados. Las razones del éxito de los servidores para rack, radican principalmente en su diseño modular el cual permite elevadas posibilidades de ampliación y, al mismo tiempo, facilita la enormemente su montaje y posteriores operaciones de mantenimiento.
En concreto, los bastidores actuales tienen una altura que ronda los 187 centímetros, en el que se practican una serie de divisiones horizontales de 4,45 centímetros y cuya unidad que se toma como referencia de media de altura, la conocida U. De este modo, un armario estándar dispone de 42 huecos donde cada uno tiene inicialmente una altura de una U (1U). Es decir, cada bastidor puede contener hasta 42 elementos modulares, si bien no todos los dispositivos que se añaden al chasis tienen un formato de 1U. Conforme a este diseño, un armario solía contener un/dos grandes servidores multiprocesador (4U), fuentes de alimentación redundantes, conmutador, consola de control (monitor y teclado) y SAI.
Más recientemente, los servidores ultradensos se empezaron a comercializar a principios del año 2000. Estos singulares equipos informáticos presentan la particularidad de ofrecer unas dimensiones físicas, al estilo de una caja de pizza familiar, y se les conoce también como servidores de 1U. Esta nueva modalidad obedece a un cambio de estrategia para flexibilizar el uso de los servidores más sencillos y económicos en las PYMES. No obstante, la acumulación de un gran número de este tipo servidores en un mismo armario proporciona capacidades de procesamiento que superan ampliamente las posibilidades de los esquemas tradicionales, ya que permiten apilar equipos horizontalmente en el armario, hasta un máximo de 42 servidores.
En concreto, al abrir uno de estos equipos ultradensos se observa que en su interior el espacio está aprovechado al máximo de tal modo que es posible meter en una caja de 1U altura hasta dos procesadores Xeon, 2 Gbytes de memoria, tres discos SCSI reemplazables en caliente, doble fuente de alimentación, una controladora de discos RAID, dos puertos de red y dos puertos de expansión de tipo PCI. Consecuentemente, si queremos obtener una mayor potencia de procesamiento tan sólo debemos ir añadiendo más servidores del mismo tipo. Así, por ejemplo, si apilamos 42 servidores 1U en un bastidor, nos quedará un colosal sistema con 84 procesadores, 84 GBytes de memoria y cerca de veinte TBytes de almacenamiento en disco. Pese a presentar un notable potencial de escalabilidad, nos debemos enfrentar a una serie de graves inconvenientes cuando dicho crecimiento se lleva a la práctica, dado que a su vez, necesitará 42 fuentes de alimentación (84, si queremos redundancia), al menos 42 puertos de red en uno o varios conmutadores, junto con una adecuada ventilación y refrigeración de todos los servidores.
Para dar respuesta a estos y otros inconvenientes que presentan los servidores ultradensos en su faceta de escalabilidad, los más destacados fabricantes han presentado un nuevo tipo de máquinas, los servidores de tipo hoja o ultradelgados, blades en lengua inglesa. Muy sucintamente, los servidores ultradelgados están formados por un chasis y un conjunto de tarjetas, donde cada tarjeta es un servidor que contiene sus propios procesadores, memoria RAM y elementos de conexión de red. Asimismo, los modelos actuales de servidores blades incorporan uno o más discos en cada una de las tarjetas, pero ya existen diseños sin discos propios, conectados a un subsistema de almacenamiento externo de tipo NAS o SAN.

La generación blade
Funcionalmente, el concepto blade se asocia a una configuración de hardware concreta para servidores, caracterizada por integrar en una caja de reducidas dimensiones, estrecha y muy alargada, y de donde adopta su extraña denominación de hoja/sable, todos los típicos elementos de un ordenador. A su vez, cada uno de estos servidores blade se insertan en un chasis de tipo rack en el que se integra los elementos comunes como son la ventilación, los conmutadores (switches) de red y la inevitable alimentación eléctrica.
Por su parte, el chasis blade ofrece los elementos comunes que le faltan a los servidores hoja. Es decir, integra, según modelos y fabricantes, fuentes de alimentación redundante, conmutadores para las conexiones de red, lector de DVD/CD, disquetera y sistemas refrigeración, entre otras opciones. Con arreglo a este diseño, los servidores

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