Histórico

Open source: una puerta abierta al conocimiento

La llegada de Linux al mundo empresarial ha causado un gran revuelo. Ya son muchos los que han dejado de lado las plataformas propietarias para pasarse a este nuevo sistema que, además de ser completamente gratuito, incluye la totalidad de su código fuente. Esto que a primera vista puede parecer algo reservado a programadores de alto nivel, es en realidad una invitación a que cualquier interesado en desarrollar su propio software se ponga manos a la obra, es la revolución del "open source".

El movimiento del código libre u "open source", como se le conoce en todo el mundo, tuvo sus comienzos en los primeros centros dedicados a la investigación. Estos centros usaban grandes ordenadores que necesitaban un código especializado que obligaba a los administradores de aquellas máquinas a realizar una constante tarea de actualización, algo imposible de mantener en equipos con un gran número de usuarios. Es por ello que los centros empezaron a intercambiarse entre sí el código fuente de sus aplicaciones, evitando que distintos centros dedicasen recursos a crear las mismas herramientas. Este proceso conllevó una mejora en los programas que iban pasando de centro en centro, debido a que cada uno de estos añadía a dicho programa lo que en su opinión podía mejorar su uso. Fue en estos primeros centros donde nació una filosofía que hoy en día ya es mundialmente aceptada, y que cada día atrae a más adeptos.
Aunque a primera vista pueda parecer una locura distribuir gratuitamente el trabajo realizado por una compañía, esto no hace sino aumentar su capital. En cualquier tipo de aplicación, el mercado suele estar dividido entre cuatro o cinco compañías que intentan añadir funcionalidades nuevas a su producto para que éste sea el que el público elija como líder en el mercado.
Esto a primera vista puede estar bien pero, qué pasaría si esas cuatro o cinco compañías dedicaran sus esfuerzos a desarrollar una sola herramienta, o al menos una serie de herramientas que tuvieran un "núcleo" común. El resultado es lo que hoy se está abriendo paso con grandes dificultades, un nuevo mercado en el que lo que importa no es adaptar a un usuario a las necesidades de un producto, sino adaptar el producto a los deseos del usuario. Este paso que a todas luces puede parecer el más lógico se ha dejado casi siempre de lado debido al miedo por parte de las compañías de una falta de "servicio técnico". Pero sólo hay que ver el éxito que está consiguiendo Linux en estos últimos años para imaginarse lo que el código abierto puede llegar a cambiar el mercado en un futuro.

Renovarse o morir
Ante este nuevo panorama, la pregunta por obligación es ¿dónde quedan las grandes corporaciones que fabrican software propietario? Al igual que ocurría con Linux, en un principio se pensó que la llegada de este sistema operativo iba a suponer la caída de grandes corporaciones dedicadas desde siempre al entorno Unix y de compañías propietarias de otros sistemas operativos cuyo código fuente era cerrado. El tiempo ha hecho ver que esas compañías se han adaptado a los nuevos tiempos, ofreciendo distintas soluciones según los casos. Pero la que merece una mención especial es la que han sufrido compañías como SuSE. Esta compañía, en un principio, era una empresa dedicada a la consultoría en entornos Unix. Aunque SuSE se encontraba ofreciendo servicios dentro de un campo todavía por descubrir y, por lo tanto, rentable, pronto vieron que el futuro no estaba en esos sistemas mastodonte, sino en una nueva solución, que se adaptaba a los ordenadores personales que en ese momento estaban en pleno auge de ventas, y que no dejaba de lado todas las maravillas que el entorno Unix proporcionaba tanto al programador/administrador como al usuario final. Se trataba del sistema operativo Linux.
Es entonces cuando estas compañías, y muchas otras, comenzaron a sacar beneficio económico de ese sistema operativo gratuito del que en principio no se podía sacar negocio alguno. La clave de estas empresas fue darse cuenta de que lo que primaba en esos momentos no era crear aplicaciones cerradas orientadas a quien sabe qué empresa que las necesitara, sino coger aquel nuevo sistema operativo libre, modelándolo a las necesidades del usuario, y luego ofreciendo esa nueva aplicación del sistema a la comunidad "open source" para que lo usara para futuros proyectos de este tipo.
Este tipo de servicio que, en principio, puede parecer una locura, no es en realidad tal disparate. El empresario solicita los servicios de una compañía del tipo de SuSE para que le diseñe un sistema totalmente adaptado a sus necesidades. Esa compañía se dirigirá a la comunidad para buscar una solución que al menos de lejos se parezca a la que el cliente está pidiendo, pero si ésta no existiera, será la propia comunidad la que apoyará a dicha compañía para la realización de ese nuevo sistema, ya que en el fondo es un bien para dicha comunidad.
Es aquí donde radica parte de la nueva filosofía, la compañía al haber recibido ayuda complementaría de terceros sin pagar dinero alguno, ofrecerá esa solución personalizada al empresario por un precio considerablemente más económico, con la condición de que éste autorice a la compañía a ofrecer el código fuente de su aplicación a la comunidad. Esto conlleva otro aspecto del que muchos han sido víctimas, el no depender de compañía alguna.
Hasta ahora, el adquirir la plataforma o aplicaciones de una compañía traía consigo el contraer una especie de contrato nupcial con esa compañía, dejando al cliente la única posibilidad de sonreír cuando los precios subían. Gracias al "open source", esta relación cambia totalmente.
El usuario, al igual que el resto de la comunidad, recibe el código fuente de su aplicación, lo cual le permite una vez que necesita una actualización del software por cualquier causa, acudir a la compañía que le ofrezca un precio más competitivo y, en último caso, incluso a la propia comunidad, ya que es posible que ésta haya desarrollado algo que se adapte a las necesidades del usuario.

Relación con la comunidad open source
Esta relación con la comunidad "open source", que actualmente está siendo llevada a cabo por la mayoría de las compañías que están adaptando sus aplicaciones al sistema Linux, ha tenido una especial repercusión en las grandes compañías creadoras de las distribuciones de Linux más famosas. Estas compañías ya no se limitan a ofrecer a la comunidad "sus productos", sino que la práctica totalidad de la plantilla de estas compañías está formada por los "cabecillas" o programadores más destacados de los proyectos "open source". Tal es el caso de empresas como SuSE o RedHat.
Paralelamente a estas empresas, multinacionales hasta el momento centradas en el software propietario están apostando por el software libre, siguiendo el modelo que adoptó Netscape hace tiempo con su navegador Navigator. Tal es el caso de Sun, una de las compañías punteras en el entorno Unix, que ha puesto el código fuente de su aplicación más difundida, la suite de productividad StarOffice a la disposición del público a trav

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