No se vayan todavía, que aún hay más
La frase que da título a este editorial no es nueva, ya la pronunciaba hace años un diminuto personaje de dibujos animados, pero viene como anillo al dedo después de los últimos datos de ventas de PC en el mercado español dados a conocer por IDC. Y es que si en el primer trimestre la venta de ordenadores personales crecía en torno al 15 por ciento y en el segundo se elevaba un poco para superar el 16 por ciento, en el tercer trimestre del año el listón se ha subido hasta el 22 por ciento, cuando todo el mundo coincide en que lo mejor está por llegar.
Como siempre, ni todas las noticias son buenas, ni todas malas, pero empezando por las primeras, la consultora destaca en el informe del que ofrecemos un amplio reportaje en nuestra sección de Mercado, que éste es el noveno trimestre consecutivo en el que el mercado español de PC registra crecimientos. Además, parece que la demanda corporativa se empieza a desperezar, algo que no deja de ser lógico si tenemos en cuenta que llevaba hibernando un largo período. ¿Y qué pasa en esta ocasión con el principal motor del mercado los últimos meses? Pues, que no se queda atrás, y la demanda de portátiles en la PYME y en los usuarios comésticos sigue a su ritmo, dando alegrías.
Entonces, ¿dónde están las malas noticias? Pues tampoco esto es excesivamente sorprendente, porque también es otro elemento que no se separa del mercado de las TI ni con agua caliente, y es que las guerras de precios han llevado a que los márgenes sigan sufriendo un poco más… Y pensábamos que no podían bajar!!!! Pues sí, por desgracia pueden.
Se trata, no cabe duda, de un mal endémico de nuestro mercado tecnológico. Crecimiento sí, pero no de manera saneada, con lo que todos los que siguen en este mercado van a seguir sufriendo. En cualquier caso, y como todo depende del color del cristal con que se mira, pensemos que podíamos estar peor, que encima podíamos estar con un mercado plano o negativo.
Consolémonos con que parece que el segmento empresarial y corporativo está empezando a resurgir después de…. Ni nos acordamos cuántos trimestres!!!!! Y que consumo se mantiene con unas cifras saneadas.
Aprendamos todos la lección. La única forma de vender no es bajar el precio, y, si esto es lo único que somos capaces de hacer, entonces tendremos que atenernos a las consecuencias.
Como siempre, ni todas las noticias son buenas, ni todas malas, pero empezando por las primeras, la consultora destaca en el informe del que ofrecemos un amplio reportaje en nuestra sección de Mercado, que éste es el noveno trimestre consecutivo en el que el mercado español de PC registra crecimientos. Además, parece que la demanda corporativa se empieza a desperezar, algo que no deja de ser lógico si tenemos en cuenta que llevaba hibernando un largo período. ¿Y qué pasa en esta ocasión con el principal motor del mercado los últimos meses? Pues, que no se queda atrás, y la demanda de portátiles en la PYME y en los usuarios comésticos sigue a su ritmo, dando alegrías.
Entonces, ¿dónde están las malas noticias? Pues tampoco esto es excesivamente sorprendente, porque también es otro elemento que no se separa del mercado de las TI ni con agua caliente, y es que las guerras de precios han llevado a que los márgenes sigan sufriendo un poco más… Y pensábamos que no podían bajar!!!! Pues sí, por desgracia pueden.
Se trata, no cabe duda, de un mal endémico de nuestro mercado tecnológico. Crecimiento sí, pero no de manera saneada, con lo que todos los que siguen en este mercado van a seguir sufriendo. En cualquier caso, y como todo depende del color del cristal con que se mira, pensemos que podíamos estar peor, que encima podíamos estar con un mercado plano o negativo.
Consolémonos con que parece que el segmento empresarial y corporativo está empezando a resurgir después de…. Ni nos acordamos cuántos trimestres!!!!! Y que consumo se mantiene con unas cifras saneadas.
Aprendamos todos la lección. La única forma de vender no es bajar el precio, y, si esto es lo único que somos capaces de hacer, entonces tendremos que atenernos a las consecuencias.
