Histórico

Monitores CRT de 17 pulgadas

El poder de la imagen

A grandes rasgos, la función de un ordenador consiste en proporcionar al usuario una precisa y preciosa información, rebosante de los más diversos contenidos que éste pueda necesitar en un determinado momento. Esta información puede haber sido generada por el propio ordenador, obtenida mediante distintas vías de comunicación o, simplemente, recuperada desde algún soporte digital en el que él mismo, o cualquier otro usuario, la almacenó anteriormente para su consulta posterior. Una elevada cantidad de información que, en un alto porcentaje, recibimos en forma de imágenes a través del monitor de nuestro equipo, otorgando a este periférico una vital importancia y convirtiéndolo de este modo en un elemento indispensable para el equipamiento de cualquier sistema informático.

Inicialmente, la instalación de equipos informáticos que integrasen monitores de alta calidad se limitaba a los entornos profesionales, en los que resulta imprescindible disponer de unas altas prestaciones en todos los aspectos, a fin de conseguir el alto grado de rendimiento que en estos entornos tan exigentes, generalmente, se precisa. Distintos campos de aplicación empresarial, como el CAD-CAM o el diseño gráfico, requieren elevadas resoluciones y alto grado de precisión en la representación de las imágenes que permitan llevar a cabo estas tareas de una forma adecuada. Al mismo tiempo, y a consecuencia del uso intensivo que de estos equipos informáticos se realiza, resulta imprescindible que los medios utilizados en estos entornos cuenten con una contrastada calidad que proporcione las necesarias tasas de fiabilidad y durabilidad que permitan la adecuada amortización de las inversiones realizadas. Naturalmente, la adquisición de medios de elevada calidad, conlleva siempre un aumento notable del precio que deberemos pagar para su disfrute, por lo que la utilización de monitores de altas prestaciones ha estado hasta hace poco tiempo, limitada de manera casi exclusiva a estos entornos profesionales.
Pero, con el paso de los años y la extraordinaria evolución de la informática, y en gran medida, debido a las grandes posibilidades abiertas con la aparición de la tecnología multimedia que ha multiplicado enormemente las áreas de aplicación de los equipos informáticos, la necesidad de disponer de un monitor de altas prestaciones se está convirtiendo en algo esencial, incluso, en los entornos domésticos. Con el estímulo producido por las nuevas posibilidades que nos brinda el uso de los cada vez más habituales equipos informáticos, además de haberse visto incrementada de forma espectacular la presencia de ordenadores personales en los entornos familiares, se ha elevado también de manera importante la calidad de los periféricos en ellos instalados, incluyendo también en una gran medida, la calidad de los monitores.
Del mismo modo, este incremento en el consumo y, consecuentemente, el aumento producido en la fabricación de monitores en todo el mundo, han permitido implementar una mayor calidad en los componentes de fabricación esenciales, a la vez que un significativo avance en las tecnologías aplicadas, sin que ello repercuta de manera importante en el coste final de los equipos, propiciando con ello un tangible aumento en la calidad a la vez que una notable disminución en el precio final de estos dispositivos, haciéndolos asequibles a cualquier usuario y propiciando, a su vez, un mayor consumo.

La continuidad de las tendencias
Todas estas mejoras, que se siguen produciendo incesantemente, han desembocado en algunas evoluciones importantes, entre las que destacan, principalmente, el aumento de la resolución y el tamaño de las actuales pantallas. De este modo, desde los actuales monitores de 15 pulgadas, que sigue siendo hoy en día la medida más extendida en el mercado, se está evolucionando rápidamente hacia un tamaño de pantalla de 17 pulgadas, el cuál, además de disponer de dimensiones suficientes para satisfacer las necesidades de cualquier usuario doméstico, resulta también apropiado de cara a la integración en entornos profesionales donde no se requieran unas prestaciones excesivamente exigentes. A este tamaño de pantalla se une también una resolución elevada, que en una gran parte de los monitores de 17 pulgadas ofertados en la actualidad, y entre ellos, los analizados en la presente comparativa, se sitúa en los 1.280 x 1.024 puntos, lo que proporciona una calidad de imagen suficiente para la mayoría de las aplicaciones actuales. Poco a poco, los monitores de 17 pulgadas se van abriendo camino entre las preferencias de los usuarios y estamos seguros de que no tendrá que transcurrir un gran período de tiempo para que se conviertan en el nuevo estándar entre los florecientes equipos de renovadas tecnologías.
Pero esta comodidad y calidad de visión que el usuario puede percibir de una manera palpable, no son sólo un añadido más, sino que resultan esenciales para todo usuario que dedique varias horas diarias al uso del ordenador, tanto para el que lo hace profesionalmente como para el que lo utiliza simplemente como un instrumento más de entretenimiento. En este sentido, preocupados también por la comodidad y la salud del usuario, así como por la continua protección del medio ambiente, diversas empresas y agencias estatales en todo el mundo han establecido unas normas que determinan las pautas a seguir en la fabricación de los monitores, así como de los equipos informáticos en general. Estas normas marcan las directrices a cumplir en cuanto a características ergonómicas, tendentes a proteger la salud del usuario mejorando el entorno de trabajo, el estricto control de la producción de emisiones electromagnéticas que los monitores generan y que pueden resultar altamente nocivas para el usuario, así como la limitación del consumo energético, estableciendo el funcionamiento de los equipos bajo unos determinados modos de ahorro de energía, determinando al mismo tiempo unos niveles de consumo máximos para cada uno de los modos establecidos. Estos modos de ahorro energético son establecidos automáticamente por el propio dispositivo o equipo informático tras permanecer sin uso durante un determinado período de tiempo, consiguiendo así reducir al máximo el consumo energético, alargando al mismo tiempo la vida útil del propio dispositivo.
Entre estas empresas, principalmente dedicada a la reducción del consumo energético, se encuentra la American Environmental Protection Agency (EPA), agencia americana que promueve un programa voluntario de colaboración bajo la denominación Energy Star entre esta agencia y los fabricantes de sistemas informáticos, impresoras y monitores. Para la obtención de la cualificación Energy Star, los fabricantes deben construir sus productos de manera que el consumo durante los períodos de inactividad esté por debajo de los 30 vatios. Otra de las instituciones involucradas en este tipo de iniciativas es la Swedish Confederation of Professional Employees, cuya normativa inicial fue establecida en 1995 bajo la denominación TCO’95 y, posteriormente, ampliada con una nueva y más estricta versión denominada TCO’99. Esta norma recoge distintos preceptos de actuación divididos en cuatro distintas áreas: ergonomía, ecología, emisiones y energía. De este modo, se establecen las directrices necesarias para la utilización mayoritaria de productos reciclables en la fabr

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