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Miguel Pérez, presidente de la Asociación de Usuarios de Internet: "España tiene que pisar el acelerador para ponerse a la altura de Internet en Europa"

Cada vez más consultoras intentan adivinar el futuro inmediato de Internet. Los estudios se precipitan mes tras mes para intentar fijar el fin de la llamada crisis de las “punto com”. Paralelamente, ha estallado la polémica del correo electrónico y el derecho a la intimidad en el ámbito laboral. Las cuestiones de la Red parecen no estar claras y para conocer un poco más todo lo que rodea a este medio hemos hablado con Miguel Pérez, presidente de la Asociación de Usuarios de Internet.

¿Cuál es la evolución de Internet en España?
- Aunque España avanza en todos los campos relacionados con las nuevas tecnologías, podemos decir que tenemos que apretar el acelerador para ponernos a la altura del resto de países europeos. Estamos un tanto retrasados tanto en número de usuarios como en la aplicación de tecnologías de la información.
La situación en nuestro país va mejorando y cada año se experimenta un aumento en el porcentaje de personas conectadas, mientras nos seguimos adaptando a las nuevas tecnologías.

Este retraso, ¿es más destacable en el ámbito doméstico o en el mundo empresarial?
- En ambos el distanciamiento es muy importante. De todos modos, no se pueden analizar de manera aislada, los dos aspectos están interrelacionados. El hecho de que una persona esté habituada a utilizar el ordenador en el ámbito doméstico hace que adaptarse a los mismos mecanismos en el ámbito laboral sea menos costoso, y viceversa. Las pautas de conducta en todo lo relacionado con las nuevas tecnologías son iguales y, en el caso de Internet, también es así. Los usuarios se habituarán al nuevo medio y verán que con él se abren nuevas posibilidades de negocio.
La situación en el caso de las PYMES está cambiando drásticamente. Cada vez más empresas pequeñas se conectan a Internet y sacan partido de este nuevo canal. A pesar de ello, podemos resumir en dos obstáculos los grandes “males” con los que se encuentra estas empresas: equipamiento y formación para un mejor conocimiento del medio.
El miedo a la Red se está empezando a superar, especialmente en el caso de las empresas que empiezan a mostrar curiosidad e interés por la Red. Sin embargo, la barrera del equipamiento es algo en lo que hay que seguir trabajando, aunque en el mercado ya empezamos a encontrar herramientas especialmente dirigidas a las PYMES.

¿Desde AUI creen que las medidas del gobierno son suficientes?
- Nosotros las vemos como muy positivas, ya que recogen una expansión de las nuevas tecnologías por todo el territorio español, igualando las oportunidades de todas las empresas.
Desde un punto de vista cualitativo, creo que es una buena iniciativa, ya que se especifican las grandes barreras de nuestro país como la falta de profesionales cualificados y el desconocimiento generalizado de la Red, el mayor obstáculo para el desarrollo de Internet y su generalización, no sólo en las empresas, sino en los hogares de los usuarios.

En virtud de todos estos datos, ¿cuándo estiman que España estará preparada para sacar todo el partido a Internet?
- Hoy por hoy, y en términos generales, se le saca mucho partido a Internet. La tasa de rechazo es muy baja, aunque los equipamientos y la calidad aún no son los deseados. Por ello, la incorporación de España a Internet y el uso real de la Red puede acabar de forjarse durante este año, ya que hay muchos factores que están ayudando. En relación a otros años, se prevé que España aumente un 27 ó 28 por ciento de personas conectadas a la Red.

Pero mientras nosotros hablamos de usuarios conectados, la nueva economía habla en términos de comercio electrónico, business-to-business o business-to-consumer…
- Es cierto. En lo tocante a business-to-consumer, España está dando los primeros pasos y la mayoría de los avances más importantes partirán de la incorporación a la Red del mundo empresarial tradicional. Este tipo de incorporaciones se irán produciendo a lo largo de este año. Esto abarca no sólo la incorporación de los comercios tradicionales, sino de otros servicios del mundo real, como es el caso de la banca.
El verdadero avance parte de la premisa de que todo lo que el cliente necesite, todos los servicios que existen en la vida real, se encuentren también dentro de la Red y se conozcan bien. Hasta este año, la oferta real de Internet era meramente informativa, no estaba suficientemente diversificada y no tenía suficiente cobertura para que un consumidor pudiera hacer sus gestiones de manera on-line.
En el entorno business-to-business, en cambio, ya se está demostrando que la Red es un vehículo que mejora mucho las comunicaciones. Además, se pueden gestionar muchos pedidos lo que hace mucho más cómoda la actividad comercial. Es en este ámbito donde, sin lugar a dudas, se va a mover más negocio. Así, se están volcando en la Red el tipo de gestiones que antes se hacían por otros medios, como el fax. Debemos tener en cuenta que no se trata de un nuevo negocio, sino que se trata de un nuevo canal que abre la oportunidad de que los servicios que ahora se ofrecen de manera cotidiana se vuelquen en la Red, con el lenguaje y la estructura que ésta impone.
En cuanto al comercio electrónico, hay que entenderlo siempre como complementario del mercado tradicional. Para buscar el verdadero sentido de este tipo de comercio, hay que partir de la premisa de que no es un sustituto del tradicional. Hay hábitos y necesidades que harán que el consumidor se dirija directamente a la tienda convencional; en cambio, hay otras que sí pueden ser canalizadas a través de Internet.
Asimismo, se ha demostrado que la aplicación de nuevos modelos de negocios será de difícil aplicación. Es mucho más viable hacer lo que se venía haciendo en el mundo real y buscar su sitio en la Red.

Y el usuario particular de Internet, ¿participará en esta evolución?
- Esa es la pieza clave para el completo despliegue de Internet. Para convertirlo en un canal de consumo tenemos que contar con la confianza del público, y para ello es completamente necesario que conozcan el medio.
Además, influyen cuestiones como la propia calidad de la Red. Por ejemplo, si la navegación es fluida, tendrá más oportunidades de gustar al usuario. En cambio, si resulta lenta, el usuario no llegará a familiarizarse con Internet con tanta facilidad.
Es necesario también pensar que en la Red, como en el resto de tecnologías, es completamente imposible que se den compras y ventas de una manera fluida si las personas todavía no se han familiarizado con el medio. Nos falta todo un camino por andar para que el público tenga confianza y se cree un hábito de conducta.
El gran fallo, según mi punto de vista, es el intento de querer instaurar aquí el modelo de EE.UU. donde las compras ostentan una cuota mucho mayor, en términos de comercio electrónico. Realmente este país nos lleva una ventaja superior a cuatro años. Por ello, tenemos que intentar reducir las distancias, pero no podemos intentar que los hábitos de consumo de ese país se reproduzcan en España. Aún teniendo las mismas herramientas, la experiencia en Internet es mucho menor.

Así, ¿podemos considerar la poca madurez de Internet como la causa de los últimos casos polémicos que rodean la privacidad del

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