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Los costes del spamming aumentan ante la escasez de políticas de contención

El correo basura genera pérdidas de dinero, tiempo y esfuerzo

La recepción de mensajes de correo electrónico no deseados, práctica también conocida como spamming, tiene un coste anual por empleado en las empresas estadounidenses de 874 dólares de pérdidas en productividad, según un reciente estudio de la consultora Nucleus Research efectuado entre 76 empresas norteamericanas de diferentes sectores.
La cifra de pérdidas está basada en un salario por hora de 30 dólares y un horario laboral de 2.080 horas al año. El informe revela que las empresas pierden aproximadamente el 1,4 por ciento de la productividad de cada empleado debido al spamming. La causa es que los trabajadores reciben una media de 13,3 mensajes “basura” cada día y tienen que invertir alrededor de 6,5 minutos diarios en gestionar este tipo de mensajes de correo electrónico.
Asimismo, recientemente Network Associates ha presentado un estudio que ponía de manifiesto que el tiempo invertido en borrar o emitir quejas on-line, fruto de la recepción de este tipo de mensajes, llegaba a ser de 40 minutos a la semana.
Los fabricantes de aplicaciones anti spamming ya se han apresurado a vaticinar que el coste en dinero, tiempo y esfuerzo puede incluso llegar a ser más elevado en un corto plazo.

Uno de cada cinco empleados abusa del correo electrónico
Por otro lado, recientes estudios han recalcado el uso indebido por parte de los usuarios de Internet y correo electrónico en horarios laborales. De hecho, según un análisis reciente, los empleados norteamericano invierten casi una cuarta parte de su tiempo de trabajo enviando y revisando los correos electrónicos recibidos. Pese a este elevado porcentaje, no están siendo controlados por los departamentos de sistemas de las compañías, ya que no todas cuentan con políticas de revisión ante posibles abusos. Ante esta situación, uno de cada cinco empleados hacen un uso indebido del correo electrónico, según un estudio de la Asociación de Gestión Americana.
Si bien tres de cuatro compañías cuentan con políticas de control, tan sólo la mitad monitorizan a sus empleados o ponen en marcha, de forma efectiva, dichas políticas. Pese a ello, parece que se evidencia un cierto crecimiento en el desarrollo e implantación de este tipo de tecnologías de monitorización desde hace un par de años. No en vano, el uso de las mismas ha aumentado un 16 por ciento desde 2001, con más del 40 por ciento de las compañías haciendo uso de aplicaciones de control de los contenidos incluidos en los correos electrónicos. Mientras, el 90 por ciento había instalado software para monitorizar la entrada y salida de este tipo de mensajes, pero tan sólo el 19 por ciento lo hacía en el ámbito interno.

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