Histórico

Impresoras portátiles: La documentación móvil

Es hoy, después de la aparición de la informática y la amplia proliferación de los ordenadores en todos los ámbitos, cuando se genera una mayor cantidad de documentación, debido quizá a la gran cantidad de información que, incluso, en los entornos más modestos se maneja, o quizá, a las nuevas posibilidades que se han creado en torno a la impresión de esos mismos documentos.

Poco después de la aparición de los primeros ordenadores personales, aparecieron las primeras impresoras que se convirtieron rápidamente en sus inseparables compañeras y muy pronto tuvieron la ocasión de demostrar su valía, convirtiéndose en el periférico por excelencia. Estas primeras impresoras contaban con la tecnología de margarita, que consiste en una rueda que contiene todos los caracteres alrededor de su borde externo y que transfieren éste al papel golpeando con el carácter apropiado sobre una cinta impregnada de tinta seca. La velocidad de aquellas primeras impresoras y la calidad de los documentos generados han sido, hoy en día, ampliamente superados, pero suponían por aquel entonces unos valores espectaculares que nos hicieron enseguida comprender que relegarían pronto al olvido a las tradicionales máquinas de escribir.

Un breve recuento
Desde entonces, la evolución de las impresoras ha sido constante, muy superior a la de otros dispositivos y siempre en perfecta armonía con la evolución que, al mismo tiempo, se producía en las tarjetas gráficas y monitores, debido, sobre todo, a la necesidad de los usuarios de reproducir fielmente en el papel todo lo que la pantalla de nuestro ordenador era capaz de mostrarnos. Estas primeras impresoras, que sólo eran capaces de imprimir el juego de caracteres del que disponía la margarita instalada, dieron paso a la tecnología matricial, que permitía generar cualquier carácter o gráfico a partir de una rejilla de distintas dimensiones que contenía una serie de agujas encargadas de golpear adecuadamente la cinta de impresión. Con la aparición de la tecnología por inyección de tinta, que es hoy por hoy la más extendida en el mercado, se produjo también la posibilidad de generar documentos en color con una resolución y calidad que llega a igualar la fotografía convencional, logrando de nuevo mantener la funcionalidad de este periférico dentro de los cada vez más estrictos cánones de precisión que demandan los usuarios. Pero, a su vez, manteniendo unos precios competitivos que hacen de esta tecnología la más extendida en los entornos más modestos. Por último, la tecnología láser ha propiciado la implantación de las impresoras en los entornos profesionales, mucho más exigentes, alcanzando unos niveles espectaculares de calidad y velocidad acordes con las elevadas necesidades de estos, eso sí, a costa de un mayor coste económico en la inversión inicial. Y es que, a pesar de que en la mayoría de los entornos profesionales se intenta reducir al máximo el volumen de documentación impresa, apostando por sistemas digitales con soportes magnéticos u ópticos, un contrato, una circular o una factura no podrían existir sin el irrepetible soporte orgánico que desde siempre nos ha prestado el papel.

Renovarse o morir
Pero, durante este período de tiempo se ha producido también otra evolución muy importante además de la informática: la de las comunicaciones.
Esta otra revolución ha propiciado la superación de las barreras que existían en muchos entornos profesionales, permitiendo la aparición de puestos de trabajo sin limitaciones en cuanto a dimensiones físicas se refiere, alterando sustancialmente el concepto clásico que hasta ahora se tenía del trabajo de oficina. Estos nuevos puestos de trabajo se asientan en la capacidad de la informática, en general, y de los ordenadores e impresoras portátiles, en particular, para proporcionarles el debido soporte con el que conseguir llevar a buen término las tareas a cada uno encomendadas, dotándoles, además, de una movilidad con la que en muchos casos es posible obtener una mayor eficacia y rentabilidad. Todos ello, trabajadores y herramientas, continúan preparándose para afrontar los nuevos retos que este nuevo siglo nos depara.

Canon BJC-55
Llevando hasta el límite de lo posible el concepto de portabilidad, el fabricante Canon nos presenta una impresora en la que la funcionalidad comienza por sus mínimas dimensiones. Con sus 30,2 cm. de ancho, 11,25 cm. de fondo y 5 cm. de alto, y su reducido peso de sólo 900 gramos, este dispositivo se presenta claramente orientado a prestar un alto grado de movilidad en aquellos entornos profesionales en los que esta característica sea muy necesaria, ya que su transporte resulta extremadamente cómodo y sencillo. Desgraciadamente, esta reducción del volumen afecta también, pero de forma negativa, a los cartuchos de tinta que incorpora, ya que su pequeño tamaño propicia una corta duración que obliga a disponer del repuesto de los mismos en caso de que se necesiten imprimir un elevado número de páginas. Concretamente, la duración del cartucho de tinta negro indicada por el fabricante es de 160 páginas y de 50 páginas el de color, aproximadamente, siempre imprimiendo en modo estándar y sobre papel normal, y de 60 páginas el cartucho de tinta negra y 20 páginas el cartucho de color de calidad fotográficas, imprimiendo en modo superfoto y papel de alta resolución. Estos cartuchos de tinta se instalan en un cabezal de impresión que dispone de 64 inyectores para el cartucho de color negro y 24 para cada uno de los colores del cartucho de color (cyan, magenta y amarillo), pero es posible también instalar un cabezal de impresión de 128 inyectores que puede contener un único depósito de tinta negra que suma la capacidad de los dos mencionados anteriormente y que consigue imprimir un total de 270 páginas de texto. Estos valores son siempre los máximos, y se ven reducidos aún más si imprimimos documentos en alta calidad o sobre un papel distinto al aconsejado. Todo ello incide directamente en el encarecimiento del coste de mantenimiento del equipo.
Una importante característica de esta impresora es la posibilidad de convertirse en un escáner que ofrece una resolución máxima de exploración de 360 ppp. con una profundidad de color de 24 bits, con sólo cambiar el cabezal de impresión por otro especial, con lo que conseguiremos disponer de dos dispositivos distintos en el espacio ocupado por uno solo.
Por otro lado, las prestaciones de la impresora de Canon resultan aceptables dentro de los valores que normalmente se manejan para este tipo de dispositivos portátiles, alcanzando a imprimir en el modo de alta velocidad un máximo de 5,5 ppm. utilizando el cabezal para tinta negra y 2 ppm. usando el de cuatro colores, con una resolución máxima de 720 x 360 ppp.
Externamente, la impresora BJC-55 de Canon presenta un diseño compacto y poco llamativo, ya que es de color negro en su totalidad y no presenta ningún detalle que altere sus austeras líneas. En la parte superior dispone de los botones de encendido y de reanudación que tienen forma ovalada y uno de forma circular, más pequeño, para situar los cartuchos en la posición apropiada para proceder a su sustitución, que se realiza a través de la pequeña tapa con que cuenta también en esta parte superior. Dispone tambi

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