Histórico

Cámaras de vídeo digital: Un nuevo mercado por explorar

La combinación de la informática y el vídeo digital es una de las últimas, y más atractivas, apuestas del mundo de las TI para el siempre sugerente sector de consumo. Tras la definitiva consolidación del DVD, y muy especialmente del lúdico formato DVD-Vídeo, llega el turno de hacer lo propio con el nuevo formato de vídeo digital, el DV. A partir de este momento, ya no sólo podremos visualizar películas de gran calidad visual y sonora, sino que incluso seremos capaces de crearlas nosotros mismos. Silencio, se rueda...acción.

Era cuestión de tiempo el que tanto la captura como la posterior edición de secuencias de vídeo digital fuesen cuestiones al alcance de aquellos usuarios domésticos que realizaran una inversión no especialmente elevada en equipamiento. De ese modo, hoy en día cualquier videoaficionado dotado de un ordenador personal de gama media/alta y una videocámara digital amparada en la norma DV, tiene ante sí las dos herramientas principales con las que convertirse en auténtico productor, director e, incluso, por qué no, en el actor principal de sus propias creaciones.
Bien es cierto que el objetivo final que persigue el estándar DV, y más concretamente el formato MiniDV, se encuentra en el mercado de consumo. Pero también no es menos cierto que la informática tiene un papel protagonista, prácticamente imprescindible, en el verdadero aprovechamiento y explotación de dicha tecnología para la grabación de vídeo digital. Y es precisamente en este punto, donde el dealer debe saber jugar sus bazas. En muchas ocasiones, el negocio no radica en vender un determinado producto, sino en los numerosos accesorios que pueden acompañar a dicho producto, en los que el distribuidor puede manejar mayores márgenes de beneficios.

La oferta del distribuidor
Qué duda cabe de que cuando se habla de vídeo digital en formato miniDV, el foco principal de interés gira en torno a las espectaculares videocámaras plenas de capacidades y posibilidades, ya que son el punto de partida en el proceso de captura de la información digital. No obstante, si se quiere sacar el verdadero partido a las posibilidades del vídeo digital, deberemos contar con un buen equipo informático con el que poder procesar, manipular e, incluso, almacenar dicha información. Por este obvio motivo, parece bastante claro que, en función de la calidad, prestaciones y accesorios presentes en nuestro ordenador personal, las posibilidades de manipulación de las distintas secuencias de vídeo digital se podrán realizar de un mejor o peor modo y, consecuentemente, obtener unos resultados finales más o menos próximos al terreno puramente profesional.
Por todo ello, no debe resultar desapropiado atraer a cierto tipo de clientes afines al mundillo del vídeo, ya sea en el ámbito doméstico o en el semiprofesional, con una oferta especializada para cubrir todas y cada unas de las facetas relacionadas con el tratamiento informático del vídeo digital. Así, por ejemplo, el ordenador personal como plataforma operativa en la manipulación de la información digital es, por derecho propio, un factor determinante en el adecuado tratamiento de las secuencias de vídeo. Indudablemente, cuanto más potente sea, y mejor el equipamiento del que disponga, los resultados serán más satisfactorios para el usuario final. Sin embargo, existen ciertos elementos que no pueden faltar bajo ningún concepto en su composición, así como otros que, sin ser imprescindibles, configuran un equipo claramente orientado a las tareas de edición de vídeo.
En otras palabras, nadie pone en duda que actualmente existe una infinidad de fabricantes capaces de ofertar equipos informáticos relativamente adecuados a las necesidades básicas de los usuarios domésticos que se inician en la artes del vídeo digital pero, cuando queremos ir algo más lejos en este apasionante terreno, la oferta ya no es tan abundante y se presenta bastante diluida ante los ojos de los posibles clientes.
En resumidas cuentas, si como distribuidor quiere apostar por una especialización en productos del campo de vídeo digital, además de las videocámaras digitales MiniDV y sus variados accesorios, en su catálogo no pueden faltar ordenadores personales de última generación provistos de la interfaz IEEE 1394, alias Firewire (también conocida en este terreno como i.Link o DV). Asimismo, como equipamiento opcional, las necesidades a satisfacer suelen ir enfocadas a mejorar la capacidad, rendimiento y nivel de tolerancia a fallos del subsistema de almacenamiento (unidades de disco SCSI y sistemas RAID), adquisición de monitores de gama alta, o unidades grabadoras de DVD en las que almacenar y distribuir cómodamente el resultado final de la composición digital realizada, por poner algunos ejemplo altamente representativos. Por último, no hay que olvidar que para poder llevar acabo un exhaustivo proceso de manipulación de las distintas escenas que componen una determinada secuencia de vídeo, se requiere un software especializado en las tareas de edición de vídeo. Como cabe esperar, la oferta existente en este particular apartado también resulta abrumadora, debiendo ajustarlas a las verdaderas necesidades del cliente final.

Vídeo digital, el relevo generacional
Como en tantos otros sectores, el tratamiento digital de la información ha supuesto un enorme avance tanto cuantitativo como cualitativo, en la productividad de todos aquellos negocios que han sabido aplicar adecuadamente los nuevos métodos y herramientas de trabajo asociados a la informática. Asimismo, el progresivo acercamiento de dichas tecnologías al usuario doméstico, han terminado por consolidar y popularizar la utilización de verdaderas huestes de dispositivos y herramientas de todo tipo y naturaleza, para aprovechar, en toda su amplitud, las ventajas, flexibilidad y sencillez inherentes del mundo digital.
Aunque algo más tardío que en otros entornos, el universo de la imagen también ha terminado por sucumbir a los innumerables encantos que ofrecen los abundantes y diversificados formatos digitales visuales. A este respecto, hoy tenemos una buena cantidad de representativos ejemplos, en los que la presencia de la imagen digital ha sustituido con rotundo éxito a las tradicionales tecnologías analógicas.
En el inexorable avance por estos mismos derroteros, uno de los pocos puntos pendientes hasta hace pocos años en materia de procesamiento de información digital, consistía en el adecuado tratamiento (básicamente, tareas de edición y almacenamiento) de las secuencias de vídeo digital y, más concretamente, a las labores relacionadas con la edición no lineal de vídeo (NLE). Poco a poco, el aumento de las prestaciones de los equipos informáticos, así como el desarrollo de nuevas tecnologías (formato DV y puertos IEEE 1394), directa o indirectamente relacionadas con el vídeo digital, han posibilitado la completa manipulación de esta clase de información y, al mismo tiempo, han permitido diluir la tradicional frontera existente entre el segmento puramente profesional y el más comercial ámbito de consumo.

Vídeo analógico vs. digital, frente a frente
Ante los incontables logros cosechados por las diversificadas herramientas informáticas, motivados principalmente por la maleable naturaleza de la información digital, la existencia de un formato digital para la manipulación informática de

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