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Alargar el ciclo de vida de un PC reduce la productividad empresarial

Muchas compañías están alargando el ciclo de vida de los ordenadores de sobremesa en los últimos tiempos, pero realmente con ello no conseguirán el ahorro de dinero significativo que buscan. Aunque el TCO es un factor a tener muy en cuenta a la hora de cambiar un PC, es muy importante establecer una diferencia en las prioridades y requisitos en función de quién se encuentre al otro lado del teclado. Si un usuario doméstico decide libremente alargar el ciclo de vida de su ordenador más allá de los tres años recomendados, se irá encontrando, poco a poco, con una importante merma en las funciones que puede utilizar. Sin embargo, esto se convierte en un caso mucho más preocupante en el caso de las empresas. La primera diferencia la establece la cantidad de información y de trabajo que tienen que soportar estos terminales y la larga jornada, al menos 8 horas, en el que debe estar en continuo funcionamiento. Pero, además de ello, con un ordenador anticuado, el trabajador encontrará obstáculos para realizar sus labores de manera fluida, los tiempos se alargarán innecesariamente y la productividad de la empresa se verá afectada directamente. Esto es lo que se señala en el último estudio de Gartner en el que se compara el rendimiento del PC en función de la antigüedad del mismo. La consultora lo tiene claro: cuando se alarga la vida de un ordenador de sobremesa por encima de los tres años, no sólo se aumentan los costes directos como el hardware, software o de las labores IS. Además, se incide en otros costes indirectos, menos visibles pero igualmente importantes, como es la pérdida de productividad del usuario o la propia pérdida de tiempo.
“Al final, la decisión la debe tomar quien va a incurrir en el gasto”, aseguró Michael Silver, responsable de Gartner. “Esta decisión se tomará en función del coste y de la productividad, pero, en primer lugar, para tomar decisiones sobre el ciclo de vida, las compañías deben entender plenamente términos como la productividad, la oportunidad o la migración de costes”.
Las empresas que pretenden ser competitivas tendrían también que contemplar factores que no están incluidos en el concepto de TCO, que también se relacionan directamente con estos ciclos de vida. “Muchos beneficios no están incluidos en el TCO. En virtud de ello, si un usuario puede encontrar beneficios reales para su negocio al tener un nuevo o más rápido PC, la empresa debería tener en cuenta estos beneficios y contemplar esta renovación cada tres años”.
De una forma general, Gartner recomienda un ciclo de vida que no supere los cuatro años en el caso de los trabajadores en general y no más de tres años en el caso de usuarios muy cualificados. Aunque contar con un PC durante cinco años es posible en algunos casos, la consultora advierte que al tratar de extender la duración de estos se reduce el rendimiento de los trabajadores y se impide que los programas estén actualizados debidamente.

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